“Mi marido me ha pegado, mi marido me ha pegado”, cantaban, y nosotras lo bailábamos sin pensar. Entonces cuando una se pone a escuchar y a resignificar eso, claramente no podemos seguir usando nuestros cuerpos para bailar esas letras", asegura Guadalupe D´Aniello, que, junto a Verónica Marcovsky, Catalina Gutiérrez, se animaron a repensar el flamenco y decidieron escribir nuevas letras con otra mirada.
Escribe: Perla Natalia Castillo
Marzo ya es el mes de las mujeres y en este camino de deconstrucción vamos encontrando todos aquellos elementos y señales que fueron forjando a este mundo tan desigual en materia de género.
Las palabras crean y construyen al igual que el arte, por eso, esta vez nos acercamos a Guadalupe D´Aniello, ella es bailaora de Flamenco y profesora de danzas, a quien conocimos por su trabajo en la Comuna 10 y su participación en el evento del 8M organizado por la comisión de género del Club Atlético All Boys.
En el 2018 Guadalupe armó un grupo junto a otras colegas que se llama Hiedra Flamenco Feminista y el 30 de noviembre de ese mismo año hicieron un espectáculo con el mismo nombre.
¿Por qué hablamos de flamenco feminista y cuáles son las diferencias con el flamenco tradicional?
Guadalupe D´Aniello: a partir del espectáculo del 30 de noviembre del 2018 nos propusimos pensar un flamenco con perspectiva de género. Es complicado porque es todo un arte y una cultura que tiene una raíz folklórica muy fuerte, que nace de la conjunción de varios pueblos, entre ellos el pueblo gitano, el pueblo andaluz, y tuvo siempre representantes varones o mujeres que sostenían y ocupaban un lugar con el que nosotras no nos sentíamos identificadas.
Entonces, como amantes del género y del flamenco empezamos a pensar de qué forma podíamos repensarnos en esta nueva forma de posicionarnos como mujeres en sociedad, desde un nuevo flamenco.
Hacemos un flamenco con perspectiva de género que podríamos llamar feminista, aunque suene a mucho, porque todavía nos falta un largo camino por recorrer como personas desde el género.
Básicamente las diferencias con el flamenco tradicional tienen que ver con que nosotras escribimos las letras de las canciones para nuestros espectáculos. En el flamenco las letras son populares, son letras de raíz folklórica que se van transmitiendo de pueblo en pueblo, de generación en generación y que muchas, como la letras de muchos tangos que es otro género que también habría que repensar un montón la poesía y la poética, describen y posicionan a la mujer desde un lugar que no nos representa.
Las letras enuncian y tienen que ver con hombres poderosos. Por ejemplo, hay una letra que dice: “Mi marido me ha pegado, mi marido me ha pegado”.
Eso lo cantaban y nosotras lo bailábamos sin pensar. Entonces cuando uno se pone a escuchar y a resignificar eso claramente no podemos seguir usando nuestros cuerpos para bailar esas letras. Principalmente esa es la diferencia.
¿Cómo y cuándo surge esta idea?
G.D´A.: La idea surge a partir de nosotras, que somos tres amigas: Verónica Marcovsky, Catalina Gutiérrez y yo.
Empezamos a encontrarnos en diferentes espacios profesionales donde comentamos nuestros propios recorridos, compartirnos ideas cada una desde su lugar. También comenzamos a vernos en la otra, a identificarnos y darnos cuenta que no hay procesos personales sino colectivos. Coincidimos en un montón en experiencias respecto a la danza, al cuerpo y a la mujer.
Yo bailo desde muy chica otras danzas como danza clásica, danza contemporánea y me formé en la escuela Nacional de Danzas.
Vero venía un poco más del palo de la natación, pero igual se encontró relatando experiencias dolorosas de abusos de poder y de abusos concretamente sobre nuestros cuerpos, aunque no hayan sido carnales. Y Cata lectora, muy feminista, con un recorrido teórico muy interesante.
Así fue como empezamos a pensar que queríamos juntarnos y decir algo dentro de nuestro ambiente que es muy chiquito y muy poderoso en Argentina, que es el ambiente flamenco. Así nació Hiedra Flamenco Militante, que es el nombre que le pusimos.
¿Dónde se dictan clases y quienes se pueden inscribir?
D´A: A partir del nacimiento de Flamenca comenzamos a participar en distintos festivales. Estuvimos en el Festival Poderoses en el J.J. Circuito Cultural, fuimos parte de un ciclo en el Centro Cultural Mujica en el 2019 e hicimos funciones de teatro en Hasta Trilce.
Es todo lo que llegamos hacer hasta que nos cayó la pandemia en el 2020. Como todos, tuvimos que suspender todo lo que era presencial y comenzamos hacer un trabajo más desde lo visual. Generamos videos, streaming y nos quedamos ahí latiendo chiquitito desde casa.
Las tres somos del barrio de Floresta y este es el segundo año que participamos del 8M organizado por la Comisión de Género de All Boys. Yo particularmente doy clases en el barrio en la calle Benito Juárez en el barrio de Monte Castro.
Cualquiera se puede inscribir, cualquiera puede bailar flamenco, eso es lo que tiene de hermoso este arte para quienes venimos de otros palos de la danza que son tan elitistas.
El flamenco me demostró que podes bailar a cualquier edad, con cualquier cuerpo, con cualquier género, con o sin conocimientos previos. El flamenco te invita hacer tu recorrido personal y llegar a esa flamenca o flamenco que hay en vos, que significa mucho más que mover el cuerpo, porque el flamenco es un lenguaje y como todo lenguaje tiene una historia detrás, es sumamente rico. Tiene la historia del pueblo gitano escapando, siendo perseguidos y sosteniendo su cultura aun mezclándose.
La hibridez del pueblo gitano recorriendo diferentes espacios y territorios hizo que el flamenco se enriquezca en vez de cerrarse, por eso desde el 2016 el flamenco fue considerado Patrimonio de la Humanidad y para nosotras eso es hermoso.
En eso estamos, en un recorrido de resignificarnos y resignificar este arte, también en este contexto y en esta época. Esperamos que deje alguna huella, al menos eso es lo que intentamos con nuestras alumnas y con cada persona que se acerca a vernos.
Hiedra Flamenco dará un espectáculo el día 7 de mayo en Libario Bar Temático, ubicado en la calle Julián Álvarez 1315, CABA.