A los tres días del fallecimiento de Diego Armando Maradona, 1960-INFINITO, apareció pintado en la Comuna 10 un mural con la imagen de D10s. Esta obra callejera fue realizada por Fileteadores del Conurbano y se encuentra en la calle Calderón de la Barca, casi esquina Jonte.
Escribe: Juan Guardia
Un fileteado porteño se abre paso en una pared gris y descascarada, va creciendo, en el medio bien centrado una especie de medallón verde, en el centro del medallón: Diego Armando Maradona corriendo, como en el aire, volando como en la cancha, su pierna derecha y su brazo izquierdo hacia la izquierda, apenas delante de su rodilla “la caprichosa”, el diego viste su camiseta, la de la selección argentina, con el número 10, un pantalón negro de Lecosportif, medias blancas con tres tiras celeste y botines negros. Solo y apenas los botines salen de la aureola verde que está en el centro, alrededor dos flores, el fileteado sigue y totalmente simétrico decrece.
Diego Armando Maradona murió el día 25 de noviembre a los 60 años, murió solo, sin embrago millones de personas en el mundo lo hubiéramos acompañado siempre y a todos lados. Quizás porque en el Diego, en el mejor jugador de todos los tiempos, se fusionaban varias cosas:
Del sueño de un niño en la villa, los dos sueños en realidad; jugar un mundial el primero y ganarlo el segundo, la concreción de esos sueños y el sueño que subyacía en esos sueños que era la alegría de un pueblo del tercer mundo, golpeado por las dictaduras y las hambrunas de esta parte de la región.
Pero no solo eso, como si eso fuera poco, porque quizás para el diez todo era poco, porque él era el jugador con más magia, con más carisma y con más gracia adentro de la cancha y fuera de la cancha. Pero no solo eso decía, no es solo que le sobraban huevos y ganas de ganar, aunque el cuerpo no diera más, aunque explotara el tobillo.
No es tampoco el hecho en sí mismo de decir siempre la verdad aunque le moleste a los poderosos, no es simplemente estar siempre del lado de los humildes, no es el hecho de que tenga conciencia de clase, de que sea antiimperialista y antimacrista.
No es que jamás se olvidó de donde salió, ni se olvidó a donde quería ir y quizás por eso fue al Napoli teniendo ofertas mucho mejores a la lógica del mundo, pero no es solo el hecho de haber ido siempre en contra a la lógica del sistema, sistema que doma a los indomables, que civiliza a los barbaros, la máquina del futbol tiene eso. Hay poco rebelde en el futbol, hay poca voz disidente, no hay putos, no hay contestarios, no hay jugadores que cuestionen los privilegios, ni los grandes negocios, ni los genocidios, ni las dictaduras, hay poco muy pocos, y hoy algo de eso hay en el futbol femenino.
Pero a Diego Armando Maradona no lo domaron, no lo hicieron jamás peinarse para la foto de la FIFA, ni regalarle camiseta a los Bolsonaros, ni estar en contra de la dictadura de CUBA (que es como el poder te vende la revolución socialista).
Pero no es solo eso, es también ser el hincha más fiel de Argentina sea el deporte que sea, incluso si eran los pumas, (mamita los rugbyers).
Siquiera es el gol a los ingleses, ni el segundo gol a los ingleses, ni el relato de Víctor Hugo, ni que putee a un estadio cuando silban nuestro himno, ni que diga que los volvería a putear, ni siquiera es que denuncie la discriminación a los Napolitanos, no es por el camión, ni por jugar un partido solidario cuando no lo quieren dejar jugar, tampoco es el hecho de bancar a las madres de plaza de mayo y a las abuelas de plaza de mayo, por supuesto que no es porque sea bostero y peronista, no fue porque fue el mejor jugador del deporte más lindo, no es siquiera el hecho de que nos trajo la copa.
No son todos sus aciertos ni todos sus errores, que los tiene obvio y todos los sabemos, porque el diego también tenía eso de recordarnos que nadie es perfecto, que no hay vida sin contradicciones, que no se debe vivir ni con una careta, ni con la vara de la moral.
Digo que no es todo eso, porque siento que lo de EL CAPITAN, va más allá y más acá de todo eso es: nuestra mamá, nuestro papá, nuestro abuelo, nuestra abuela, son nuestros hermanos y hermanas, nuestras hijas y nuestros hijos, nuestros pueblo, nuestra bandera, los olvidados de la patria, EL DIEGO es la Argentina toda, es la felicidad de un pueblo, el diego es los pobres del mundo.
Al Diego lo lloramos en todo el mundo, porque hay poderosos negociando la sangre en todos lados, hay Blatters negociando la alegría en cualquier rincón del mundo, hay Havelanges vendiendo armas atrás de un arco, porque hay partidos desiguales en todos lados, porque hay verdades que necesitan ser gritadas, porque la FIFA sigue siendo un asco, porque al Diego le cortaron las piernas para callarlo y ni así pudieron.
Y quien no se puede sentir identificado con un negrito villero que no reniega ni va a renegar nunca de su negritud y que lleva una pelota atada al pie, que tiene un 10 en la camiseta argentina y que tanto pero tanto molesta al poder y nos regala alegrías.
La pelota siempre al 10, dijo el poeta, y ahora que el 10 se fue de gira, que juega en otras ligas, que es una estrella, un barrilete cósmico, ahora que ya no veremos su cuerpecito pequeño y gigante por acá, que no escucharemos sus verdades, ahora que la vida logro hacer lo que nunca pudieron los dueños del mundo, que es callarlo, está en nosotros nosotras, pintar todas las paredes, hacerlo remera y bandera, cambiar los nombres de todas las calles, que todos los estadios se llamen Maradona, y que Maradona sean los potreros, y las plazas. Santificarlo, recordarlo y no olvidar a los hipócritas de ayer y de hoy esos que la tienen adentro, ese periodismo carroñero, eso que hacen los mandados de las patronales.
Ahora que el DIEGO puede descansar de tantos cipayo, de tantos que jamás corrieron una pelota, ahora que no lo pueden molestar los que nunca se la jugaron por nada ni por nadie, es ahora cuando tenemos que mantener vivo el espíritu, de ese tipo hermoso, que extrañaremos de por vida, que es irremplazable y que nos deja un vacío. Ese vacío llenémoslo de Maradona y de nada más, veamos todos sus partidos, todas sus declaraciones y extrañémoslo. Y llenemos esta tierra de Diegos porque la rebeldía también se siembra. Seamos aunque sea un poquito más Diego todos nosotros.
A nuestro diego, al capitán, al 10, a dios, al pelusa, a dieguito, GRACIAS, POR TANTO FUTBOL, Gracias POR SER DIEGO ARMANDO MARADONA.
*Del funeral no voy a decir nada, cuando no se está a la altura de las circunstancias los partidos no se ganan. El Diego es patrimonio de la Argentina. Sépanlo, es de todos los argentinos, de todas las argentinas y de todos los napolitanos, de todas las napolitanas y de tod@s l@s futbolistas del mundo, y de tod@s l@s pobres del mundo.