Un Modelo de Educación Pública | La Técnica 27 inauguró una planta donde los estudiantes podrán elaborar productos de primer nivel

Un Modelo de Educación Pública | La Técnica 27 inauguró una planta donde los estudiantes podrán elaborar productos de primer nivel

septiembre 26, 2018

La nueva planta modelo permitirá que los estudiantes produzcan medicamentos, productos de limpieza y cerveza de forma similar a como producen los laboratorios de primer nivel, y fue realizada gracias al trabajo de padres, docentes, estudiantes y a donaciones de laboratorios de la zona.

 

Hablar de la Escuela Técnica 27 es hablar siempre de hazañas. Es hablar del amor que se tiene por el colegio, considerado uno de los mejores de Latinoamérica, y es hablar de sus logros, que se multiplican año tras año. Sin ir más lejos, en las últimas Olimpiadas de Química realizadas en Republica Checa, donde participaron más de 400 chicos de 42 países, dos de los cuatro representantes que mandó Argentina fueron estudiantes de la Química 27, y ambos volvieron con medallas, de plata y de bronce.
Lo mismo sucede en las olimpiadas nacionales: el colegio aporta alrededor de 30 de los 300 estudiantes que participan y más de la mitad vuelven premiados. “Esas medallas son el motor que nos empuja a hacer lo que hicimos”, reflexiona Pablo Quiróz, presidente de la Cooperadora quien de inmediato asegura:

– Vamos a la excelencia de nuestros alumnos, que son nuestro futuro.

 

La frase que podría ser un eslogan de campaña pero que acá, en la Escuela 27, un martes a las 21hs, es la idea fuerza que nos permite entender lo que venimos a contar: la construcción de una Laboratorio -planta modelo- que cumple todos los estándares de la industria alimenticia y farmacéutica y que permitirá que los estudiantes conozcan y realicen el proceso de producción de forma similar a como produce hoy en día cualquier industria de primera línea.
El hecho es destacable no sólo por la envergadura del proyecto, que tuvo un costo superior al millón de pesos, sino porque fue realizado por estudiantes, docentes, directivos y fundamentalmente, por los padres y madres que integran la Cooperadora de la Escuela, quienes diseñaron íntegramente la Planta y lograron concretarla, consiguiendo los fondos necesarios.

 

Pública, gratuita y de calidad

“El proyecto nació por la necesidad de cubrir lo que se llaman las practicas profesionalizantes que bajaba este año con la Nueva Escuela Secundaria –NES, y nuestro objetivo era lograr que los chicos puedan hacerlas dentro del colegio. Teniendo ya una Planta Piloto decidimos mejorarla y adaptarla a las nuevas necesidades”, cuenta Pablo Quiróz, presidente de la Cooperadora.

 

A partir de entonces, en septiembre de 2017, los integrantes de la Cooperadora comenzaron a juntarse para darle forma a un proyecto en el que pocos creían y para el cual había que manejar un enorme bagaje técnico y teórico ya que requiere conocer cómo funciona una planta profesional. “Cuando el objetivo es alto todos se terminan sumando porque a todos nos gusta tener un proyecto de excelencia. No hay que tener miedo y hay que poner la vara bien alta”, aconseja Gabriel Cancián, gerente de calidad del Laboratorio ELEA, integrante de la Cooperadora y uno de los que puso todo su conocimiento al servicio del proyecto.

 

Con ese estímulo, a los pocos meses el boceto estaba terminado. Sin embargo, el 2017 culminó con poca perspectiva de concretarlo. El 2018 por el contrario, arrancó con un empuje inesperado. ¿Y, cuándo van a empezar con la Planta Piloto?, preguntó a comienzos de marzo Oscar Lasbal, el nuevo rector recién asumido. “Y, estamos viendo, ¿vos cuando crees?, contestó Pablo. “Empiécenla ya”, retrucó Lasbal.

 

Desde entonces el proceso fue imparable. A los pocos días comenzaron a desmontar la vieja planta y a hacer realidad la nueva. Bajo la dirección del arquitecto Fabián Rossino, también integrante de la Cooperadora, todos los sábados se transformaron en días de trabajo. “Los pibes ayudaron muchísimo descargando camiones con mercadería, evaluando qué partes de los pisos que nos mandaban servían, nos ayudaron a pintar”. “Lo que logramos es que toda la cooperadora se unió, el centro de estudiantes, todos los alumnos, los profesores”, grafica Gabriel. “Incluso para recaudar dinero hicimos una fiesta y con una semana de organización cortamos 1100 tickets”.

 

El otro gran aporte corrió por cuenta de laboratorios como ELEA Phoenix, Grupo Dema, Disprofarma, Perfiles del Pilar y Fernando Bernasconi quienes realizaron donaciones de materiales, a los que se sumaron aportes en efectivo de docentes de la propia escuela y decenas de iniciativas como rifas y festivales, que permitieron cubrir los gastos de la obra.

 

 

 

 

Un cambio de Mentalidad

El resultado de todo este gigantesco esfuerzo se puso en marcha hace dos semanas. “La nueva planta tiene un proceso de producción similar a como produce hoy en día cualquier industria alimenticia y farmacéutica de primera línea”, explica Raúl Gendelmam. La diferencia con la Planta anterior es abismal. “Yo en el fondo de mi casa puedo hacer una mermelada casera, pero no es el proceso industrial, con los cuidados que tiene: los cambios de ropa, tener que respetar los lugares de circulación, tener que validar los procesos que están haciendo, los tiempos, la iluminación, los zócalos sanitarios. Es un cambio de mentalidad importantísimo”.

 

Para Fabián algo central es que se mejoraron las condiciones de seguridad e higiene. “Se trató de que conozcan que hay una forma de trabajar afuera y que ahora, en cinco o seis meses, cuando ya estén en la calle, van a ser personas que saben lo que tiene que hacer y no va a haber nada nuevo cuando enfrenten a su primer trabajo”, destaca.

 

 

 

 

 

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Una locomotora en marcha

Nada de lo que sucedió en la Escuela 27 en estos últimos meses puede explicarse si no se habla de su Cooperadora, cuyos integrantes no sólo elaboraron el proyecto sino que fueron el motor de su concreción. “Nuestra meta es el compromiso con la educación pública”, sintetiza María Chiappe, la tesorera. “La Cooperadora es la herramienta fundamental que colabora arduamente con los recursos materiales que el Estado no logra cubrir, y trabaja día a día con el equipo directivo para que la escuela esté lo mejor equipada posible. Parte de esto se logra a través del aporte que realizan los padres mensual y anualmente y a través de gestiones que realizamos con empresas privadas”.

 

Para Fernando, la Cooperadora tiene la potencia de un tren en marcha. Su hijo comenzó a cursar este año y él en seguida se puso a trabajar en el proyecto. “Lo que encontré acá es un sentido de comunidad: rectores, alumnos, docentes, padres. Toda una red de gente trabajando. Es muy potente eso, y no se ve muchas veces”.

 

Para todos, tanto este proyecto como su labor cotidiana es parte de la defensa de la educación pública, de la cual provienen: algunos son egresados de la propia 27, otros del Otto Krause, otros del Colegio Nacional de Buenos Aires, todos de la Universidad Pública.

 

“La defensa conlleva una acción- aclara Gabriel-. La defensa, además de salir y marchar, es de hacer”. Gabriela asiente y completa la idea. “En el grupo de watsap de mi hijo muchos papás estaban más preocupados por el viaje de egresados, para el cual faltan dos años, que por cosas como ésta”.

 

 

 

 

 

De la 27 a todo el país

Con la Planta ya inaugurada, el deseo ahora es que esta experiencia no quede sólo en la 27. “Sería un sueño que se pueda replicar en otros colegios. Los recursos son escasos, pero con imaginación, buscando, empujando y trabajado, lo pudimos hacer”, aclara Fabián. Para Gabriel, la difusión es esencial. “Queríamos compartir esta experiencia con todos los colegios del país para que los padres, junto con los chicos, se animen a salir del estancamiento y de la mediocridad”, reflexiona. “Lo que buscamos con esto era explicar cómo se desarrolla un proyecto, que fue lo más fantástico y para mí fue una de las experiencias más fuertes de mi vida”.

 

Ahora sólo resta esperar la inauguración del tercer laboratorio, dedicado a la producción de líquidos -como cerveza- y de alimentos, y la confianza de lograrlo en pocos meses es total. “Este fue el primer empujón”, confirma Gabriel. “Ahora todo va a ser más fácil porque ya nos acostumbramos a trabajar juntos y realmente el afecto es importante. Ya nada nos puede parar”, asegura y sus palabras dan cuenta que esta locomotora tiene energía para rato.