Cientos de vecinos se congregaron en las principales esquinas de la Comuna y un nutrido grupo se fue a pie hasta el Congreso para manifestar su rechazo a la reforma previsional que finalmente termino siendo aprobada, de madrugada, en la Cámara de Diputados.
Otra vez un 19 de diciembre miles de porteños salieron a hacer sonar sus cacerolas y a protagonizar la política en la calle. En esta oportunidad, a diferencia de las jornadas de 2001, el detonante no fue la declaración del Estado de sitio sino la votación de una reforma previsional que, a todas luces, resultará perjudicial para jubilados y beneficiarios de planes sociales, es decir, un tercio de los habitantes del país.
Dieciséis años después de esas históricas jornadas, las principales esquinas de la Ciudad y de nuestra Comuna funcionaron como el punto de reunión natural de miles de vecinos que durante horas celebraron la “unidad de los trabajadores” en la calle, y se manifestaron claramente contra la reforma previsional y la política represiva desplegada por el gobierno nacional y de la Ciudad en las marchas del jueves pasado y en la del mismo lunes a la tarde.
En Villa Luro y en Villa Real, la avenida Lope de Vega fue el epicentro de los cacerolazos. Los más importantes se dieron en la intersección con avenida Jonte y con la avenida Francisco Beiró.
En Floresta, pese a estar distribuidos a lo largo de toda la avenida Rivadavia, el punto de reunión más numeroso se dio en la intersección con Segurola. Allí, desde las 22hs, cientos de vecinos se fueron acercando y tras dos horas de manifestarse en esa esquina decidieron confluir en el Congreso, donde por entonces se seguía discutiendo la ley, con los vecinos de otros barrios de la Ciudad.
Fue así que, durante casi dos horas, una columna de 500 vecinos de Floresta caminó por la avenida Rivadavia, topándose con otros grupos que se encontraban en las apostados en los principales cruces de la avenida (Nazca, Carabobo, Acoyte) y tras de horas de caminata, llegaron al Congreso
La jornada de protesta, que comenzó desde temprano con la gigantesca movilización al congreso y que culminó con el cacerolazo espontaneo que se dio en los barrios, será recordado como otro capítulo más en el cual el pueblo tomó en sus manos la política y la protagonizó el la calle.
Rivadavia y Segurola
