Antes de salir de gira por la Patagonia argentina, el bajista y compositor que compartió años con Spinetta, Lito Vitale, el Indio Solari y Adriana Varela -entre tantos otros grossos- pasó por el programa radial de Nadie Nos Invitó (Frecuencia Zero FM 92.5) y repasó su formación musical y lo que su trayectoria posterior le aporta a su carrera como solista.
Escribe: Leandro Manganelli
“Todo lo que hice fue totalmente desinteresado. Yo amo la música. Hubo épocas de mi vida en las que no tenía plata, pero no importaba porque hacía lo que yo quería”, dice Marcelo Torres, músico, bajista argentino y vecino de la Comuna 10. Se trata de un compositor con trayectoria que, además de haber tocado con Luis Alberto Spinetta, Lito Vitale y el Indio Solari -entre tantos otros artistas-, tiene editados cuatro discos como solista, uno en dúo con el percusionista Pablo La Porta, y sale a tocar y a hacer clínicas de bajo por todo el país. Camina las calles de Villa Luro, pero de vez en cuando sale de gira: en verano estuvo por el norte y la segunda quincena de mayo lo tendrá por la Patagonia (dará cuatro conciertos y una masterclass).
“Tengo un disco terminado, que lo empecé en la pandemia con invitados a distancia. Ahí toca un pianista cubano que está resonando a nivel mundial, que se llama Harold Lopez Nussa”, le adelanta Marcelo Torres a Nadie Nos Invitó.
Integró Spinetta y los Socios del Desierto junto a Luis Alberto y Daniel “El Tuerto” Wirtz, aquel power trío que grabó tres discos -el homónimo, “San Cristóforo” y “Los Ojos”- y que fue la base de proyectos de Spinetta como “Estrelicia” (el MTV Unplugged del Flaco) y el disco “Silver Sorgo” (2001). “El proyecto los Socios del Desierto tuvo una impronta personal grupal.
De hecho, en Las Bandas Eternas, Spinetta lo incluyó como un grupo”, recuerda Torres. Y, a pesar de compartir tantas salas de ensayo y escenarios con la leyenda, dice: “Yo estuve seis años tocando con Spinetta y no me acostumbraba a que sea una persona más. Seguía siendo el Spinetta que yo no conocía; es una figura gigante”.

Imagen. Marcelo Torres (izq.) junto a Luis Alberto Spinetta y Daniel “El Tuerto” Wirtz (der.). Power trío.
Marcelo entiende que el camino recorrido influye en su actualidad como solista: “Parte de cómo producir mis conciertos ahora y seguir tocando, tiene que ver con esas producciones que yo hice, con eso que planté. Ahora estoy cosechando mi aporte”. Y lo que dijo sobre los Socios del Desierto en una entrevista en Página 12 cuando lanzó su disco “Constructor de Almas”, explica uno de sus tantos empujes para componer: “Fue una etapa feliz, porque retomé el concepto de lo rockero en otro momento de mi vida. Eso posibilita una energía positiva que te permite seguir componiendo”.
Marcelo Torres comenzó su vida laboral a los 12 años (en paralelo con la escuela secundaria) y fue a los 21 que jugó todas sus cartas en la música, “sin un plan B”, y con una formación autodidacta que lo llevó a tocar con Tantor en lo que fue una de sus primeras grandes experiencias musicales: fue elegido en una convocatoria de músicos jóvenes que Rodolfo Garcia -otrora baterista de Almendra y Aquelarre- y Héctor Starc -ex guitarrista de Aquelarre- hicieron a principios de los 80.
– Hay gente que piensa que ser autodidacta es no estudiar. Es estudiar pero a tu ritmo: en vez de estudiar una escala por semana, estudiás una escala por día.

Imagen. Marcelo Torres, su bajo y la definición de tocar desde la emoción.
Torres grabó seis discos con el cuarteto liderado por Lito Vitale, y es ese también uno de los ítems que, además de engrosar su currículum, abultaron su conocimiento. Él mismo asegura que “tocar con Lito Vitale fue una piedra fundamental en mi formación y evolución como músico”. El acento en estudiar y “educar al oído”. Y ojo que Marcelo, según explica, está volviendo a hacer sonar su bajo fretless. Sonido incomparable.
“Estuvimos hablando un montón de técnica, pero lo más importante es el mensaje”, cierra Marcelo Torres. Al final, como dijo alguna vez en la revista Todo Guitarra y Bajo, cuando compone no pica “desde el lugar del conocimiento, sino desde la emoción”.