Luego de recibir tres disparos de parte de un policía Metropolitana, Lucas Cabello continúa en estado crítico en el Hospital Argerich. Recientemente, el juez de instrucción en lo Criminal, Osvaldo Rappa decidió otorgarle el día de ayer la “inmediata libertad” al agente de la Policía Metropolitana Ricardo Ayala, quien permanecía detenido luego de darle tres tiros a Lucas. Referentes políticos manifestaron su repudio ante el caso de violencia institucional.
El pasado 9 de noviembre, en el barrio de La Boca, el joven Lucas Cabello de 20 años, recibió tres disparos. Los proyectiles impactaron en la mandíbula, el abdomen y los testículos y se pudo determinar que provenían de un arma semiautomática. Según los testigos que estaban presentes en el lugar, los disparos fueron ejecutados por un agente de la Policía Metropolitana.
Distintos actores políticos y sociales manifestaron la necesidad de acelerar el proceso para el esclarecimiento del hecho. Así, en la Legislatura porteña presentaron un proyecto de Declaración a fin de solicitar al Poder Ejecutivo “que implemente las medidas necesarias para el esclarecimiento del hecho”. El expediente lleva la firma del legislador del Frente para la Victoria, Pablo Ferreyra.
En el mismo sentido accionaron los legisladores José Cruz Campagnoliy Paula Penacca y el interbloque del FpV, quienes presentaron un pedido de informe para el Poder Ejecutivo de las explicaciones del caso.
Por su parte, Nahuel Berguier, uno de los abogados de la familia exigió que se «retire a la Policía Metropolitana de la casa de Lucas, porque esa fuerza tiene imputado y detenido a un agente por disparar a mansalva”, y agregó que «cualquier persona que conoce mínimamente cómo funcionan los procedimientos en un estado de derecho sabe que no puede seguir la misma fuerza instalada donde sucedieron estos hechos».
De parte de los familiares, Carolina, mamá de Lucas dijo: «Él no se merecía esto, y el hecho de que los vecinos se autoconvocaran inmediatamente para pedir justicia por él, habla de cómo lo quiere la gente en el barrio. Él no hizo nada, sólo estaba en la puerta de su casa con la beba que fue testigo de todo».
Lucas Cabello se encuentra internado en estado “estable pero grave” en el Hospital Argerich tras recibir tres disparos aparentemente de parte de un agente de la Policía Metropolitana en la puerta de su casa del barrio de La Boca. Al momento del hecho, el joven se encontraba con su hija de 2 años.
El arma secuestrada en la escena pertenece Ricardo Ayala, policía de la Metropolitana y único acusado. A pesar de haber declarado que actuó según los protocolos para defenderse de una agresión, Ayala fue detenido el mismo 9 de noviembre por un agente de la Prefectura que intervino en el hecho. Luego fue demorado en la seccional del barrio donde vecinos y familiares intentaron radicar la denuncia.
Lucas Cabello se dedica a cuidar coches en el Restaurante «IlMatarello», en las calles Martín Rodríguez y Villafañe. Según los testigos, Ayala actuaba como consigna en un domicilio del lugar desde hacía algunas semanas, y desmienten que haya existido un enfrentamiento. Todas las descripciones coinciden en que el joven no estaba cometiendo ningún delito y que el oficial le disparó en la nuca.
Recientemente, el juez de instrucción en lo Criminal, Osvaldo Rappa decidió otorgarle el día de ayer la “inmediata libertad” al agente de la Policía Metropolitana Ricardo Ayala, quien permanecía detenido luego de darle tres tiros a Lucas.
Frente a este hecho, el Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires presentó un pedido de informes al Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad donde solicita conocer qué servicio prestaba el efectivo en la zona aledaña al edificio de la calle Martín Rodríguez y cuál era su función ese día, si el efectivo provino de otras fuerzas de seguridad al entrar en la metropolitana y si posee antecedentes sumariales y si los balazos que recibió Lucas Cabello se encuentran dentro de algún protocolo de actuación de la fuerza.
Según la ODH, entre 2011 y 2014 se registraron cerca de 20 muertes por uso letal de la fuerza por parte de agentes de la Metropolitana.