Semillas que quieren florecer | La Huerta del Corralón de Floresta solicita acceder al espacio con urgencia

Semillas que quieren florecer | La Huerta del Corralón de Floresta solicita acceder al espacio con urgencia

julio 9, 2020

El espacio comunitario funciona hace nueve años en el Corralón, pero desde que comenzó el aislamiento, el espacio se encuentra cerrado y las plantas y cultivos quedaron abandonados. Por eso, los integrantes de la Huerta están solicitando a las autoridades comunales que les permitan entrar una vez por semana para mantener un espacio vital y clave en la vida barrial.

 

 

 

Escriben: Mariano Pagnucco y Alejandro Volkind*

 

La huerta del Corralón está ubicada en la calle Gaona, entre Sanabria y Gualeguaychú (Comuna 10). Cuenta con varios canteros con forma de mandala y hay un sector donde está el compost comunitario: allí el vecindario puede aportar sus residuos orgánicos para alimentar las plantaciones, contribuyendo también a que se generen menos desechos en los hogares. Árboles de pino y banano generan la sombra necesaria para el compost. Son, en total, unos 900 metros cuadrados.

 

Cecilia: “Contamos con árboles frutales como limoneros, nísperos, durazneros y ciruelos. Actualmente el cultivo siguió su curso natural así que hay plantas ornamentales, medicinales y aromáticas como lavanda, salvia, boldo, caléndula y flores de Zinnia”. El Corralón está cerrado por las restricciones de la pandemia, pero el espíritu huertero no se detiene.

 

 

 

 

 

 

 

¿Por qué son importantes las huertas urbanas? “Es una oportunidad, aun viviendo en una ciudad, de conectarnos con la naturaleza y con sus ciclos, entender de dónde vienen nuestros alimentos y entender que no todo es lo mismo”, responde Gastón, otro de los sostenes del espacio. Para él, “todo consumo es político” porque “no es lo mismo una verdura cultivada con agroquímicos que una cultivada de forma agroecológica”. Si las huertas se multiplican en la Ciudad, esas lógicas invisibles estará más al alcance de lxs vecinxs para tomar decisiones sobre los bolsillos y los estómagos familiares.

 

 

Gastón se refiere a las posibilidades que ofrecen las huertas urbanas en la dinámica barrial: “Practicar el trabajo comunitario en el territorio en el cual vivimos, conocernos con vecines a pesar de diferencias ideológicas. Entonces, vamos a ir a la plaza, pero no sólo como lugar de esparcimiento y de ocio, sino que vamos a encontrarnos con gente nueva, a trabajar la tierra y a dejar una huella en nuestro barrio. También alienta la participación ciudadana, ya que trabajar en la huerta genera necesidades y eso lleva a contactarse con la Comunas, a entender estos flujos administrativos y a sentirnos cada vez más parte de nuestro territorio”. A modo de resumen, dice: “Salir de nuestras casas hacia lo público”.

 

Educar junto a la tierra

Las escuelas de Floresta incluyen entre sus actividades programáticas la visita a la huerta del Corralón, donde hay recorridas guiadas y acciones participativas para el estudiantado: compostaje, observación de canteros y también juegos y dinámicas recreativas.

 

Ahora, desde el comienzo del aislamiento social preventivo y obligatorio, el espacio se encuentra cerrado y las plantas y cultivos quedaron abandonados. Por eso, los integrantes de la Huerta están solicitando a las autoridades comunales que les permitan entrar una vez por semana para mantener un espacio vital y clave en la vida barrial.

Ojalá sean escuchados.

 

*Texto publicado originalmente en Periódico VAS