Luego de tres años de conflicto, donde los empresarios vaciaron la planta y despidieron a todo el personal, los trabajadores decidieron defender sus fuentes laborales y pelean por hacerse cargo de la fábrica como cooperativa. “Muchos vecinos se acercaron a solidarizarse, a ofrecer sus casas para que vayamos al baño, para que calentemos agua o para que hagamos comida, así que esperamos que en el futuro, cuando seamos una empresa recuperada, podamos aportar a la vida social del barrio”, aseguran sus trabajadores.
Hay empresas que son indisolubles del lugar en donde fueron emplazadas. Imposible pensar en el barrio de Barracas y no imaginarse el inmenso edificio de Águila, o irse a Almagro y no pensar en Felfort. En Villa Luro, sin dudas, esa empresa es el Laboratorio Farmacéutico Roux, ubicado en Medina 138.
Creado en 1935, en los inicios del Plan de Industrialización por Sustitución de Importaciones, en poco tiempo, el laboratorio se transformó en líder en la producción de sueros y a la década del ´60 inició la primera producción de bolsas para recolección de sangre en el país, así como de sets de transfusión y perfusión. Sin embargo, 80 años después de su fundación, la empresa es una sombra de lo que supo ser. La debacle comenzó en 2016, cuando el último representante de la familia Roux, Julián, dejó de pagar salarios y de realizar aportes jubilatorios alegando “problemas financieros” y tocó fondo cuando el 2 de enero de 2017 pretendió suspender a todo el personal.
Ahí sus más de 350 trabajadores decidieron tomar pacíficamente la planta y, luego de tres meses de ocupación, del pedido de quiebra y de la formación de una cooperativa, se logró la intervención judicial. “A partir de eso la empresa cambió de manos, se desestimó la intervención judicial y se trae a un nuevo inversor a cargo de la que es la Asociación de Farmacia y Mutuales, a cargo de Villagra, donde a los ponchazos se comienza a producir en diciembre de 2017 solo la línea de gotas”, cuenta a Nadie Nos Invitó Bruno Di Mauro, trabajador de Roux Ocefa. “Se produce hasta febrero y ahí la empresa empieza a cambiar de manos y pasa a un grupo que encabeza Ariel García, ex Ariel García Furfaro, que es un personaje que tiene ciertos antecedentes en la industria por haber adquirido otros laboratorios en situaciones similares de pre quiebra y haberlos vaciado haber transferido esas patentes a un laboratorio madre, que es el laboratorio Ramallo, que es el que está más blanqueado”.
Ante esto, a partir de marzo de este año empieza a haber despidos masivos de personal y elaboración irregular de los medicamentos del laboratorio, sin autorización de la directora técnica ante lo cual los trabajadores, sobre todo los que estaban siendo despedidos, hicieron todas las denuncias pertinentes. Finalmente, el lunes 24 los nuevos dueños terminaron de despedir a los últimos 10 trabajadores que quedaban en la planta de Medina. Desde entonces, los trabajadores realizan un acampe en las puertas de la fábrica.
“La elección del acampe tiene que ver con que la patronal actual se llevó maquinaria y quiere seguir llevándosela por lo tanto definimos una vigilia permanente en la puerta para impedir que se haga algún movimiento extraño y que se llevan las maquinas que pretendemos utilizar para la explotación de la empresa. También nos sirve para visibilizar el conflicto, explica Bruno.
NNI: ¿En qué situación judicial se encuentra actualmente la empresa?
BdM: En julio de 2016 el laboratorio entra en concurso de acreedores que es un proceso previo a la quiebra de una empresa. El concurso se desarrolla con absoluta irregularidad porque la empresa sigue tomando deuda, y por estas razones los trabajadores veníamos pidiendo la quiebra de la empresa ya que entendíamos que la dilatación de los tiempos concursales lo único que hacía era facilitar el vaciamiento paulatino de la empresa. Sobre todo porque desde la quiebra nosotros tenemos la posibilidad, y es lo que venimos armando, de presentar como cooperativa de trabajadores, la continuidad para la explotación autogestiva de la planta.
NNI: ¿Cómo llegaron a pensar en la cooperativa como una posible salida?
BdM: La idea de la cooperativa surge en la ocupación e comienzos de 2017, a partir de un acercamiento que hacemos con el Movimiento de Empresas Recuperadas. Y no era una idea tan extraña, creemos que la figura cooperativa es la que mejor se adapta a lo que queremos, no solo para mantener nuestra fuente de trabajo sino también para disputar el sentido empresario neto de acumulación de ganancias planteando que es una posibilidad utilizar esta herramienta – un laboratorio que produce medicamentos de primera necesidad- para poner esa producción en función de las necesidades del pueblo.
NNI: ¿Cómo reaccionaron los vecinos de Villa Luro ante cierre de la fábrica y del acampe?
BdM: Nosotros ya habíamos entablado vínculos con el barrio en el conflicto en 2017 y este año fue igual o mejor: muchos vecinos se acercaron a solidarizarse, a ofrecer sus casas para que vayamos al baño, para que calentemos agua, para que hagamos comida. También el Ex Centro Clandestino Olimpo es un lugar que nos ha prestado siempre absoluta solidaridad. Así que esperamos, en el futuro, cuando seamos una empresa recuperada, también aportar a la vida social del barrio.