"Mientras muchas empresas especulan con los precios, nosotros como trabajadores vamos a dar una mano", sostiene Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa Farmacoop, que surgió a tras la quiebra del ex laboratorio Roux Ocefa. Según el estudio que realizó la cooperativa, ya están en condiciones de producir 9000 unidades de 250 ml con un costo de producción por unidad de $14,95, sin contar envase. “Si sumas los costos, no caben dudas de que sería mucho mas barato que lo que se está vendiendo en la actualidad”, detalla.
“Esta semana terminábamos de habilitar una parte del equipamiento para fabricar otro tipo de medicamentos, pero decidimos hablar con la ANMAT para aplazar la inspección y así poder re direccionar nuestros esfuerzos en algo que la gente está necesitando con mas urgencia”, cuenta Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa formada por 100 trabajadores, ubicada en Medina 138, barrio de Villa Luro
“Ante esta situación creímos importante poner nuestro esfuerzo en dar una mano y adaptamos una línea de producción que anteriormente era para cremas y producir alcohol en gel”, explica Di Mauro. “Vimos que muchos empresarios empezaron a especular para sacar provecho de la crisis y como laburantes sentimos la necesidad de dar una mano y ayudar”.
Según el estudio que realizó la cooperativa, el costo de producción (sin contar materia prima, insumos ni envase) por unidad (250 ml) sería de $14,95. “Si sumas los costos, no caben dudas de que sería mucho mas barato que lo que se está vendiendo en la actualidad”, detalla.
“Necesitamos una autorización de la ANMAT en el marco de la emergencia, pero contamos con el respaldo profesional y técnico para hacerlo debidamente. Hoy estamos trabajando con el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires para empezar la producción la antes posible”, adelantó Di Mauro.
Un laboratorio emblema de Villa Luro
Creado en 1935, en los inicios del Plan de Industrialización por Sustitución de Importaciones, el laboratorio Roux se transformó en poco tiempo en líder en la producción de sueros. Ya en la década del ´60 inició la primera producción de bolsas para recolección de sangre en el país, así como de sets de transfusión y perfusión.
Sin embargo, 80 años después de su fundación, la empresa es una sombra de lo que supo ser. La debacle comenzó en 2016, cuando el último representante de la familia Roux, Julián, dejó de pagar salarios y de realizar aportes jubilatorios alegando “problemas financieros” y tocó fondo cuando el 2 de enero de 2017 pretendió suspender a todo el personal.
Desde entonces sus más de 350 trabajadores comenzaron una lucha que incluyó tomas pacíficas de la planta para frenar despidos y acampes para evitar que nuevos dueños que se hicieron cargo de la empresa de manera fraudulenta se llevasen la maquinaria. Ahora, tras meses de presentar toda la documentación necesaria, la justicia falló a su favor.
“A partir de ahora nos toca trabajar. La verdad que estamos contentos. Sabemos que esto es un paso, que recién arranca y que esperemos que sea una forma de demostrar que hay una alternativa a la lucha para sostener los puestos de trabajo y la dignidad de los laburantes en momentos donde estamos siendo bastante golpeados”, explicó Di Mauro.
“Creemos que la figura cooperativa es la que mejor se adapta a lo que queremos –aseguró Di Mauro en una entrevista anterior realizada por Nadie nos Invitó-, no solo para mantener nuestra fuente de trabajo sino también para disputar el sentido empresario neto de acumulación de ganancias planteando que es una posibilidad utilizar esta herramienta – un laboratorio que produce medicamentos de primera necesidad- para poner esa producción en función de las necesidades del pueblo”.