El Ex Orletti y Ex Olimpo, los Espacios de Memoria de la Comuna 10, sufrieron despidos y recortes salariales que hacen cada vez más difícil su mantenimiento y los ponen en una situación de vulnerabilidad a un mes del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Escribe: Leandro Manganelli
“Compas, hoy los coordinadores recibimos un mensaje de la autoridad del Archivo Nacional de la Memoria de donde dependemos (…) Indica que desde hoy en adelante todas las actividades que se realizan en los Espacios para la Memoria deben ser avisadas con anterioridad para su aprobación por parte del secretario”, irrumpió un mensaje de Whatsapp. Las alarmas, encendidas. “Ya suspendieron la actividad del Faro de la Memoria de mañana -adelantaba el aviso-, y advirtieron a la coordinación que de hacerse la actividad no solo despedirían a todos los trabajadores sino que el predio volvería a manos de las fuerzas de seguridad”.
El 14 de febrero, lejos de dar un mensaje de amor, el Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, tuiteó: “Un empleado militante del CONICET iba a realizar un acto político en un edificio público del Gobierno Nacional con la excusa de presentar el libro ‘Lanzallamas, Milei y el fascismo psicotizante’, sin consultar con los organismos pertinentes”. El texto de Rocco Carbone, filósofo y trabajador de CONICET, parece significar una amenaza. ¿Lo serán también las cinco antologías publicadas por el Taller Literario del Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (ExCCDTyE) Olimpo?

Imagen. Elsa Lombardo Verza (de espaldas, a la derecha de la foto) e integrantes del Taller Literario Letras Sin Fronteras, en la sala de reuniones.
Ricardo Maggi, coordinador del ExCCDTyE Automotores Orletti, dice que “hay serios riesgos de vaciamiento”. Parece avecinarse un futuro sibilino. La expoliación de las ideas de revolución e igualdad social que vivió latinoamérica entre los 70 y los 80 tiene en los Centros de Memoria pruebas empíricas de una persecución retorcida. El Ex Orletti (Gral. Venancio Flores 3519, Floresta) fue la base, en Argentina, del Plan Cóndor: la desaparición sistemática de personas en Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y, claro, Argentina.
En una de las habitaciones de la planta alta, operaba la patota argentina de Aníbal Gordon, de la Triple AAA, y en otra estaban instaladas las patotas extranjeras -hubo personal militar chileno y uruguayo-. En enero se cayó la mampostería de la habitación que pertenecía a los represores uruguayos, y eso provocó la caída del cielorraso. El daño es irrecuperable. “Habrá que trabajar con medios fotográficos”, reconoce Ricardo Maggi. Claro, quienes estuvieron presos en Orletti, reconocían la hoy destruída oficina de la muerte.

Imagen. En el ex Centro Clandestino de Detención Orletti, ubicado en Gral. Venancio Flores 3519, Floresta) en enero se cayó la mampostería. El inmueble es prueba material de los crímenes que se cometieron durante la última dictadura militar
En el Ex Olimpo (Cnel. Ramón Falcón 4250, Vélez Sarsfield) de 21 empleados, en un año de gestión del gobierno actual, quedan cinco. Tomás Fernández estaba en la parte de investigación y lo echaron. “En épocas como esta, donde el gobierno es tremendamente agresivo y donde nuestro pueblo está muy retraído y desorientado, lógicamente nos pegan a nosotros. Si hay algo que ellos odian es la memoria, y nosotros somos un moscardón hablando de memoria”, dice. Elsa Lombardo Verza, la coordinadora del Taller Literario Letras Sin Fronteras del Ex Olimpo, no claudica en su lucha: “Varios compañeros se ofrecieron para venir a colaborar. La nuestra es una respuesta rebelde; tiene que ser rebelde”.
En Orletti, de 11 trabajadores, apenas cinco conservan su puesto. “Hay áreas que se quedaron sin laburantes. No tenemos conservación, las cuatro personas que hacían las visitas también fueron despedidas”, esclarece Maggi. Y ahí radica un punto clave de la problemática: se trata de puestos difíciles de reemplazar. La investigación, preservación y otras tareas que mantienen en pie a un Centro de Memoria son muy específicas por el hecho de que están ligadas a un marco legal; son pruebas físicas de la última dictadura. Entonces, Ricardo Maggi, además de alarmarse por un riesgo de vaciamiento, teme: “A los que no nos echaron, es por cuestión de suerte. Nadie tiene garantizado su puesto de trabajo; están echando a compañeros y compañeras con 14 años de antigüedad”.

Imagen. Sitio de Memoria Orletti. “Hay áreas que se quedaron sin laburantes. No tenemos conservación, y las cuatro personas que hacían las visitas también fueron despedidas”, denuncian los trabajadores.
A la quita de puestos de trabajo se le suma el pedido de autorización por toda actividad a realizarse en los distintos Espacios de Memoria de la Ciudad de Buenos Aires. La suspensión de la pre-escucha del nuevo disco de Milo J (166 Deluxe Retirada) en la ex-ESMA fue la noticia que más resonó al respecto. Se trataba de un show gratuito. “Supongo que juntar 20 mil personas en un Espacio de Memoria al gobierno de ahora no le gusta”, dijo el cantante de 18 años. “¿Viva la libertad?”, se preguntó en X Victoria Montenegro, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación de la Legislatura de la Ciudad, acerca de la prohibición de actividades sin autorización llevada adelante por Alberto Baños, el secretario de Derechos Humanos que presentó la cautelar para suspender el show de Milo J.
- Nos ganaron la palabra -dice Tomás Fernández acerca del concepto de “Libertad” que el gobierno tomó como piedra fundacional de su campaña política.
- Libertades para unos, pero no para los otros. O la libertad de ellos -piensa Ricardo Maggi.

Imagen. De un lado, el aparatoso e innecesario operativo policial que se montó en la entrada a la ex-ESMA luego de confirmada la suspensión del show de Milo J. Del otro, jóvenes con un promedio de edad de 16 años que fueron a escuchar a su artista favorito.
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“El pueblo es la estrella mágica.
Todos la vemos parecerse al río.
Los gusanos de los emperadores trepidan en apocalíptico festín.
Ellos no tienen tiempo de recurrir a las armas.
La estrella las fundió todas en un plano infinito.
La cabellera de los torturadores sangra en mi carro.
Nosotros: desatormentándonos para siempre”
Aunque parezca un texto con resabios de la dictadura de 1976, fue publicado en 1972, año del lanzamiento del primer disco de Pescado Rabioso (Desatormentándonos) y pertenece al sobre interno del vinilo. Luis Alberto Spinetta y su manera tan propia de decir las cosas. Un grito de revolución que parecía no avecinar tanta sangre. “Somos militantes con potencia”, alza la voz Elsa Lombardo Verza, mientras las y los integrantes del Taller Literario que la acompañan sostienen que su lucha se trata de conmover. Y que debe articularse con otras luchas (como la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista del 1 de febrero) para “ver los resultados de nuestros esfuerzos”. Se trata de unión, aunque en Olimpo y Orletti coincidieron las muecas de disgusto al decir que se sienten “bastante solos”, sin el apoyo de sectores sindicales.

Imagen. Sitio de Memoria ex Olimpo. Allí, de 21 empleados, en un año de gestión del gobierno actual, quedan cinco. los despedidos se ocupan de tareas de arqueología, conservación, pedagogía y mantenimiento del lugar que funcionó como centro clandestino de tortura y exterminio durante la última dictadura militar
“El edificio (Orletti) no tiene inversión desde hace años -explica Maggi y se refiere a aproximadamente ocho años-. Puede haber mayores daños como puede que tengamos la suerte de que no pase nada”. La deriva como insana costumbre, sumada a las reducciones salariales -porque no todo son despidos-. Según Maggi, hubo recortes en los sueldos de hasta 60% y 70%. En el Ex Orletti, un fondo de lucha solidario en el que cooperan los trabajadores y todo aquel que quiera aportar para ayudar a quienes se quedaron sin empleo, es un atisbo de esperanza. En el Ex Olimpo, esa luz puede ser representada por el arte que de allí sale: literatura, murga y actividades culturales. “Los que hablaban, por lo general, eran los mayores, mientras los hijos escuchaban atentos. Y poco a poco se fue conociendo que, el motivo de las visitas era buscar datos de otros jóvenes que habían caminado esas mismas calles por los años setenta. Poco a poco se fueron armando en cada lugar peñas donde cada uno llevaba algo para compartir. Y las llamaron Peñas del Recuerdo”, dice un fragmento de uno de los relatos que componen el libro “Presencias”, de Elsa Lombardo Verza. En su contratapa, Hipólito Manganelli, integrante del Taller Literario del Ex Olimpo, escribió: “(Elsa Lombardo) Nos muestra, que a pesar de las hostilidades, no se puede apagar el fuego sagrado de compartir la resistencia”. La resistencia que demuestran los hoy trabajadores voluntarios de los Centros de Memoria, echados de sus puestos de trabajo tan específicos como necesarios para reconstruir y mantener con vida el testimonio de una infamia. Orletti y Olimpo, sitios que autorizan a la 10 a ser la Comuna de la Memoria. Espacios de Memoria y no “museos”, porque “permanentemente se construyen”. Moscardones de memoria que corren “serios riesgos de vaciamiento”.