La iniciativa busca garantizar el derecho al juego, a la participación y al disfrute del espacio público de niñas, niños y adolescentes, mediante la habilitación de calles para promover el juego libre y el uso de bicicletas, patines, monopatines, pelotas y otros elementos en la vía pública al menos una vez por mes en cada Comuna, asegurando su alcance en todos los barrios de la Ciudad.
El proyecto de ley, presentando por la legisladora Manuela Thourte, tiene por objeto establecer una política pública que garantice el derecho al juego, al esparcimiento y al uso del espacio público por parte de niñas, niños y adolescentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Propone la creación del programa “Calles para jugar”, que habilita espacios de juego libre mediante cortes vehiculares temporales al menos una vez por mes en cada Comuna, alcanzando progresivamente todos los barrios porteños.
Esta iniciativa se fundamenta en los compromisos asumidos por el Estado argentino al ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), que en su artículo 31 reconoce expresamente el derecho de todos los niños, niñas y adolescentes al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad, así como a participar libremente en la vida cultural y artística. A su vez, obliga a los Estados parte a respetar y promover estos derechos, velando por que se adopten medidas adecuadas para que sean plenamente ejercidos.
A nivel local, la Ley Nº 114 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2003) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, consagra en su artículo 30 que los niños, niñas y adolescentes “tienen derecho a la recreación, al juego, al deporte y al descanso”. Esta ley, en consonancia con la Ley Nacional 26.061 y la CDN, establece el principio del interés superior del niño, que obliga a todas las autoridades públicas a priorizar el bienestar integral de la niñez en todas sus decisiones.
El juego libre, en espacios abiertos y accesibles, es una herramienta fundamental para el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de niñas y niños. Sin embargo, las dinámicas actuales de la vida urbana —marcadas por la expansión del tránsito vehicular, la inseguridad vial, la falta de espacios públicos de calidad y el uso intensivo de pantallas— restringen severamente las oportunidades de juego. Esta situación se agrava en barrios con menor acceso a plazas o donde las condiciones socioeconómicas limitan el tiempo libre de las familias y dificultan el acceso a propuestas recreativas.
Según datos del último Censo Nacional y estudios del GCBA, el porcentaje de niñas y niños en la población total de la Ciudad ha disminuido en las últimas décadas, reflejando una sostenida baja en las tasas de natalidad y un progresivo envejecimiento poblacional. En este contexto demográfico, resulta urgente generar mejores condiciones de vida y desarrollo para la infancia y para las familias con niños pequeños, haciendo de Buenos Aires un entorno más accesible, seguro y vital para la crianza.
El proyecto se inspira también en los postulados del psicopedagogo italiano Francesco Tonucci, impulsor del programa internacional “La Ciudad de las Niñas y los Niños”. Esta iniciativa, desarrollada en múltiples ciudades del mundo, propone situar a la infancia en el centro de las decisiones urbanas como estrategia para construir ciudades más habitables para todos. Según Tonucci, “una ciudad buena para los niños es una ciudad buena para todos”, porque implica una planificación urbana centrada en la vida cotidiana, en la seguridad vial, en la convivencia y en el disfrute del espacio público como derecho.
Tonucci sostiene que el juego no debe ser exclusivamente dirigido ni institucionalizado, sino que debe preservarse el valor del juego libre, autónomo, no reglado. En sus palabras, jugar es “la manera en que los niños interpretan, comprenden y transforman el mundo que los rodea”. Recuperar el espacio público para el juego, frente a la expansión del encierro domiciliario y digital, es una forma concreta de garantizar el derecho a una infancia plena.
Experiencias ya en curso en la Ciudad de Buenos Aires, como “Salir a jugar” en Balvanera, Almagro o Abasto —impulsadas por el Ministerio de Educación a través de Escuelas Abiertas, el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y diversas organizaciones culturales y comunales— han demostrado que esta propuesta es viable, valorada por la comunidad y transformadora del entorno barrial. Niñas y niños recuperan su derecho al juego, las familias se reencuentran en el espacio público, y se fortalece el tejido social del barrio.