El Gobierno porteño anunció que se pretende construir la primera cancha de rugby de la Ciudad, en el espacio donde hoy se encuentra la pista de atletismo que lleva el nombre de Miguel Sánchez, en homenaje al deportista desaparecido durante la última dictadura militar. La decisión generó el rechazo de vecinos y dirigentes. “Independientemente del impacto ambiental negativo que la construcción de un estadio de rugby pueda provocar, además implica una violación al Código de Planeamiento Urbano, ya que va en desacuerdo con la utilidad pública del espacio”, aseguró el legislador Hernán Rossi, quien presentó un pedido de informes.
El Parque Sarmiento se encuentra en el barrio de Saavedra, y fue inaugurado en 1981. Ocupa una superficie total de aproximadamente 70 hectáreas y a lo largo de los años se ha destacado por sus importantes instalaciones deportivas. Sin embargo, se ha deteriorado en los últimos años a causa del abandono y el vandalismo.
El parque cuenta con canchas de fútbol profesional, de fútbol reducido, de pelota paleta,
piscinas olímpicas, canchas de handball, 12 canchas de tenis (cemento), de beach volley,
softbol, pista de atletismo, pista de patín roller y pista de BMX freestyle. Además, las
instalaciones cuentan con dos restaurantes de comidas rápidas, así como estacionamiento y parrillas.
En los últimos años, el Gobierno de la Ciudad realizó una serie de remodelaciones del parque que incluyeron la inauguración de un nuevo gimnasio y la reparación de la pileta descubierta y las canchas de tenis. El parque también posee una bicisenda de 3.000 metros y un circuito aeróbico. Entre las actividades que se desarrollan allí se destacan las escuelas de atletismo, hockey, tenis y gimnasia
Pero, este lento proceso de recuperación ha implicado una privatización de diversos espacios que anteriormente eran de dominio público. Sin embargo, las instalaciones del Parque continúan en un estado deplorable. Tal es el caso del anfiteatro y de sus respectivos vestuarios.
“Incluso los baños son un espacio totalmente insalubre y se encuentran en estado calamitoso. Abundan las instalaciones en estado de abandono en un entorno donde el sector parquizado es cada vez menor debido a nuevas construcciones, de las cuales tampoco hay planificación de obras documentada”, sostiene un proyecto de resolución presentado por el Partido Socialista Auténtico.
Por otro lado, las privatizaciones fueron muy irregulares y hay poca documentación
disponible de las concesiones y/o licitaciones. Además, muchas de ellas coartan la libertad de los vecinos de disfrutar de espacios que deberían ser de carácter público, lo que generó diversos reclamos.
Un ejemplo fue el caso de la concesión para la creación de un driving de golf. Distintas
organizaciones barriales y políticas se manifestaron en contra de la privatización de ese sector del parque en varias ocasiones, ya que un ámbito que se supone público pasaba a ser concesionado y arancelado para su utilización.
Ahora desde el Gobierno de la CABA se pretende construir la primera cancha de rugby de la Ciudad, en el espacio donde hoy se encuentra la pista de atletismo que lleva el nombre de Miguel Sánchez, en homenaje al deportista desaparecido durante la última dictadura militar.
“Esta pista es uno de los pocos espacios públicos que actualmente quedan en Parque
Sarmiento y Buenos Aires, por lo cual es fundamental preservarla y no alterar su carácter
originario”, expone el documento.
El Parque Sarmiento está catalogado como “Urbanización Parque” según el Código de
Planeamiento Urbano; es decir, es un área destinada a espacios verdes y parquización de uso público. “Independientemente del impacto ambiental negativo que la construcción de un estadio de rugby pueda provocar, además implica una violación al Código de Planeamiento Urbano, ya que va en desacuerdo con la utilidad pública del espacio”, argumenta el legislador Hernan Rossi.
“En una ciudad como Buenos Aires, que aspira a ser una de las ciudades líderes en calidad ambiental, resulta fundamental promover y defender los espacios verdes para poder alcanzar al menos los 10 metros cuadrados por persona de espacios verdes que pide como mínimo la Organización Mundial de la Salud. De más está decir que se trata de un derecho irrenunciable de los ciudadanos el poder seguir disfrutando de estos pulmones verdes que tenemos, y que estos sean de libre circulación e utilidad pública”, resalta.