Andrea, integrante del Espacio de Memoria, conversó con Nadie Nos Invitó sobre la posible demolición del terreno lindante, donde se encuentra el mural realizado por los alumnos de la Escuela Nº9 y denunció la ilegalidad de la obra.
Desde que los integrantes del Espacio de Memoria “automotores Orletti, lugar que durante la última dictadura cívico militar funcionó como centro clandestino de detención, advirtieran sobre la posible demolición del terreno contiguo, Floresta desplegó rápidamente su solidaridad.
En este contexto, y ante tantas incertidumbres, decidimos acercarnos hasta Venancio Flores 3519 y conversar con Andrea, trabajadora del Espacio.
NNI: ¿Cómo se enteran de la posibilidad de venta del terreno lindante?
A: Nos enteramos por un rumor en el barrio. Unas personas que estaban trabajando por el barrio vinieron a ver el lugar y cuando alguien les preguntó qué estaban haciendo, les contestan que les estaban mirando el lugar porque iban a venir a trabajar a ese espacio. Ahí, automáticamente nos sonaron las alarmas. Esto encima pasa en enero, donde no tenés posibilidad de averiguar nada, la Legislatura está cerrada, hay feria judicial, están de vacaciones en la escuela, con lo cual los mecanismos habituales a través de los que uno puede enterarse de las cosas están cancelados.
NNI: ¿En ese contexto, qué cómo definieron manejarse?
A: Lo que hicimos fue activar una red de solidaridad. Hablamos con comuneros, gente de la Secretaría de sitios de Memoria, con el artista que estuvo trabajando en el mural Armando Dilon.
Más allá del mural y de que Orletti fue declarado lugar histórico nacional, cualquier construcción que se haga alrededor de Orletti puede afectar la estructura del lugar, que es muy viejo, donde hay una serie de modificaciones en el lugar donde funcionaron algunas celdas, etc, tiene paredes que no están anclada, por ejemplo. Entonces imaginate que una retroexcavadora al lado podría llegar a tirar esa pared y ese es otro de los motivos y de las cuestiones que activamos para que no se pueda hacer esto.
Por otro lado está el patio de los chicos, está la huerta también, es su patio descubierto. Por lo que sabemos, porque como te digo es todo muy difícil de reconstruir en este momento, y a parte de esto nos enteramos hace nada, la situación de ese predio no es que ya está expropiado para la escuela. Funciona de hecho, no sabemos si se lo dejaron utilizar de palabra, si es por escrito. Estamos en una nebulosa en cuanto a esto. Nos comunicamos con algunas maestras, una de ellas estaba en la sierra, con la vicedirectora, la directora está de vacaciones. Pudimos establecer contactos pero la parte más legal la desconocían. Imaginate que si sos maestra de la escuela no sabes la condición legal del patio.
NNI: ¿Y qué medidas piensan tomar?
A: Estamos tratando de conseguir todo lo que podamos en cuento a papeles. Es un tema complejo ya que nosotros ni siquiera podemos meter un amparo, porque cuando ponés un amparo, si eso todavía no se vendió y te lo rebotan porque todavía no se vendió, cuando se venda, si se vende, no podes meter otro amparo porque ya te lo rebotaron.
Entonces toda esta movilización que hicimos es como una forma de advertencia, de decir, bueno, estamos atentos a lo que está pasando. Y el hecho de activar todas las redes de contención y protección de estos espacios, que ya sabemos que a veces se vapulean mucho, es una forma de advertencia de que hay una comunidad organizada y de que no se puede hacer cualquier cosa, en cualquier momento y como se quiere. Es bueno activarlo por mas que mañana digan `no, bueno, es sólo un rumor´.
NNI: ¿Cuál fue la respuesta del barrio?
A: Fue increíble. Lo primero que hicimos fue averiguar con los comuneros, con la gente que teníamos más a mano, y se desplegó una red de solidaridad enorme, la respuesta fue fantástica.
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Automotores Orletti, ubicado en Venancio Flores 3519, funciono como un centro clandestino de detención tortura y exterminio durante la última dictadura militar. Cómo explican los integrantes de este Espacio de Memoria, “es un testimonio material de la coordinación represiva ilegal entre las dictaduras del Cono Sur”. Funcionó entre mayo y noviembre de 1976 y fue la base de operaciones Tácticas 18, que estaba bajo control de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), en colaboración con el Batallón de inteligencia 601.
Este antiguo taller de automotores y vivienda familiar de dos plantas fue alquilado y acondicionado por agentes de la SIDE para instalar un centro clandestino que funcionó como base principal, en Argentina, de la llamada operación Condor, es decir, el pacto criminal mediante el cual los aparatos represivos de Argentina, Brasil, Chile , Paraguay y Uruguay organizaron su accionar ilegal. Se estima que allí estuvieron secuatrados alrededor de 300 ciudadanos. La mayoría continúan desaparecidos.
En 2006, como consecuencia de la lucha de organismos de DDHH, sobrevivientes y vecinos del barrio, la legislatura declaró de utilidad pública y sujeto a expropiación al edificio donde funcionó el centro clandestino.
La recuperación del espacio pudo concretarse en marzo de 2009, año en que además se conformó la Mesa de Trabajo y Conseno, integrada por sobrevivientes, familiares, organismos de derechos humanos.
