Dengue: confirman dos casos en Floresta y advierten por una posible epidemia en la Ciudad

Dengue: confirman dos casos en Floresta y advierten por una posible epidemia en la Ciudad

febrero 21, 2020

En las primeras seis semanas de 2020 ya se confirmaron 70 casos en la Ciudad de Buenos Aires de los cuales 8, uno de ellos en Floresta, no presentan antecedentes de viaje. Según el Boletín epidemiológico de la Ciudad, las 258 notificaciones -es decir, casos no confirmados- que hay en este periodo prácticamente triplica el número de 2019. Hay presencia del insecto en todos los barrios, aun en zonas donde antes no se lo detectaba, y se señala a las obras en construcción como foco de proliferación. Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos de Exactas UBA, advierte que “está todo dado para una epidemia” y asegura que no se cumplió con el Plan Maestro que se diseñó para la Ciudad en 2016.

 

 

Desde el inicio del año y hasta el 8 de febrero, ya se confirmaron 70 casos de dengue en la Ciudad de Buenos Aires y dos de ellos corresponden a vecinos del barrio de Floresta. La información, provista en el Boletín Epidemiológico Semanal de la Ciudad, detalla que 62 de los casos presentaron antecedente de viaje, en su mayoría a Paraguay, pero los restantes 8 casos corresponden personas que no viajaron a una zona con circulación viral reconocida fuera de la CABA.

 

 

A su vez, el Boletín advierte sobre un incremento en el caso de las notificaciones es decir, casos no confirmados. “Se observa que en el 2020 el volumen de notificaciones supera ampliamente al inicio de la temporada 2019. Comparando los 258 casos del año en curso con los años previos, puede constatarse que el valor total es semejante al 2017 (con 264 casos notificados) y triplica los valores de los dos años precedentes (2019: 88 y 2018: 69)”.

De esas 258 notificaciones, 8 pertenecen a vecinos de la Comuna 10.

Imagen. Distribución espacial de casos confirmados de dengue según antecedente de viaje. Residentes de la CABA. Fuente: Boletín Epidemiológico Semanal, Ministerio de Salud, CABA.

 

 

“Está todo dado para una epidemia”

«Hoy la Ciudad entera está pintada de Aedes aegypti, ves el mapa y hay sensores positivos prácticamente en todos los barrios. Tranquilamente un infectado puede llegar hoy a una manzana donde está el mosquito y generar un brote. Por lo tanto, si bien no podemos decir que vaya a haber una epidemia de dengue, está todo dado para que tengamos un cuadro parecido al de 2016″, sostiene Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM) que funciona en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y traza un panorama desalentador: “Es tarde para la prevención, claro. Estamos a mitad de febrero, en el pico del proceso. Ya hay mosquitos y ya están infectados. Si yo descacharro ahora, si le saco el cacharro que acumula agua estancada -el objeto donde pone sus huevos-, se van a buscar otro, es decir, estaría favoreciendo la dispersión».

 

 

En la entrevista que le realizó el portal Nex Ciencia, perteneciente a la Subsecretaría de Comunicación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, el investigador advierte que, alrededor del dengue hay un error de lenguaje. “Ejemplo: ‘el mosquito es un enemigo al que hay que combatir’. No, el mosquito es un ser que quiere vivir. Ahora bien, la asociación entre los seres humanos y los perros es un proceso de beneficios mutuos y se define como domesticación. La asociación con los mosquitos domésticos, por el contrario, produce beneficios sólo a favor de los insectos y se conoce como domiciliación, pues el hombre les provee los microambientes que les sirven de refugio, les deja recursos que favorecen su éxito reproductivo. El error, entonces, es seguir creyendo que le ‘echamos flit’ y arreglamos todo. Es decir, el paradigma químico está vigente, cuando lo que necesitamos es reforzar el paradigma ambiental: si mantenemos un ambiente saludable, nos enfermaremos menos”.

 

 

Pero ¿qué es un ambiente saludable, tratándose del Aedes aegypti? No la propia casa, sino un poco más. Schweigman enarbola el concepto de manzana saludable. «Aedes aegypti se mueve en un radio de 40 ó 50 metros, es raro que cruce la calle: si en la manzana está todo lo que necesita, se queda ahí. Esa es la unidad epidemiológica que hay que cuidar».

 

Imagen. Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM) que funciona en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA

 

 

“El dengue no es una enfermedad de la pobreza. Todavía hay gente prejuiciosa que dice: ‘Dengue hay en las villas’. Yo digo: sí, dengue hay en las villas: Villa Ortúzar, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Villa Devoto. Y estos brotes están relacionados con una cuestión muy característica de cacharros tirados y olvidados en un jardín que son los típicos criaderos de Aedes aegypti. Este mosquito se aprovecha de lo que uno se olvida. Hasta las sillas de jardín pueden convertirse en un criadero si dejo que en ellas se junte agua y no me siento por 15 días. Tenemos que empezar a pensar en “manzanas saludables”. Pero, para pensar en manzanas saludables, hay que reconstruir el tejido social. Si no nos hablamos entre vecinos, no vamos a resolver nunca el problema”.

 

 

Esa herramienta de prevención está en un plan maestro que diseñó para la Ciudad de Buenos Aires en 2016. «Está escrito, quedó muy bonito, pero no se está tomando en cuenta. Por ejemplo, la prevención contra Aedes aegypti no se incluyó en los planes de estudio de las escuelas, algo tan sencillo como que los chicos puedan identificar cómo son las larvas y cuál es el mosquito de las rayitas blancas. Y lo central: que la prevención hay que hacerla en invierno, cuando los huevos que quedaron en estado de latencia aún no eclosionaron, es decir, un programa que dure todo el año y no una campaña en febrero. Porque ya sabemos que la fumigación no sirve para nada. No sirve para los huevos, no sirve para las larvas, no cumple ningún rol.»

 

 

El pesimista escenario se completa con una suerte de ubicuidad del mosquito en la Ciudad. Los sensores que opera el equipo del GEM han detectado Aedes aegypti en lugares donde antes no se lo encontraba: en la costanera, en el Centro. «Comprendimos que esa nueva presencia coincidía con grandes obras, túneles, edificios”, ilustra Schweigmann.

 

 

Los tachos de 200 litros y las mezcladoras de las obras en construcción, que acumulan agua de lluvia, favoreciendo el ciclo del insecto, son un foco evidente de propagación del mosquito y, consecuentemente, de la posibilidad de que transmita el virus del dengue de una persona infectada a otra, porque además son elementos que se trasladan de una obra a otra. Para Schweigman, es vital una campaña de concientización para arquitectos, ingenieros y trabajadores de la construcción, para establecer un protocolo y que esos posibles reservorios se tapen y/o vacíen periódicamente.

 

 

«Las obras en construcción no se controlan, pero la verdad es que tampoco se están controlando las casas. Falta una mirada integral –concluye Schweigman–. En definitiva, además de un virus, el dengue es el resultado de un desorden socioambiental que afecta nuestra salud».

 

Recomendaciones a la población

Como el riesgo de transmisión de este virus depende de la presencia de los mosquitos Aedes, la principal medida preventiva es controlar a estos vectores. Cuanto menos mosquitos, menos riesgo de que se transmita el virus. Por eso, es importante adoptar los siguientes recaudos:

Eliminar recipientes en desuso que puedan acumular agua (latas, botellas, neumáticos).

Dar vuelta objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve (baldes, palanganas, tambores).

Cambiar diariamente el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de la casa, cada 3 días.

Usar en los floreros productos alternativos (geles o arena húmeda) en lugar de agua.
Mantener los patios y jardines desmalezados y destapar los desagües de lluvia de los techos.

 

Las principales manifestaciones clínicas del dengue (fiebre mayor a 38º C sin signos de infección respiratoria, acompañada de cefalea, dolor retro-ocular, dolor de músculos y articulaciones, intenso malestar general, erupciones rojizas en brazos y piernas, picazón, diarrea, náuseas, vómitos, sangrado de nariz y encías) es importante transmitir la necesidad de ir en forma inmediata a la consulta médica para recibir el tratamiento adecuado.

 

 

Fuentes: Boletín epidemiológico semanal, CABA – Nex Ciencia – Ministerio de Salud Nación