A través de una nota dirigida a las supervisiones y conducciones escolares, el Ministerio de Educación porteño informa que a partir de ahora las cooperadoras escolares serán las encargadas de garantizar la provisión de bebidas calientes para les estudiantes.
La decisión se da en el marco del llamado “Programa de Asistencia Económica para insumos en el marco de la emergencia sanitaria” (Resolución N° 2021-114-GCABA-SSGEFYAR), a través de la cual, en mayo de este año, en plena Emergencia Sanitaria, el GCBA decidió unilateralmente transferir a las Cooperadoras la responsabilidad de garantizar los elementos de higiene y bioseguridad para les estudiantes. Esta obligación no estaba ordenada por ley y luego del rechazo masivo de las cooperadoras, tuvo que ser modificada, quedando sólo obligadas las cooperadoras que aceptaron expresamente incorporarse a este nuevo programa.
Ahora, el GCBA vuelve a la carga con decisiones similares, pero en este caso vinculadas al servicio de alimentación.
En la nota NO 2021-18199047-GCBA-DGSE con fecha del 16 de junio, asegura que:
“En el marco del acompañamiento que permanentemente se realiza desde la Gerencia Operativa de Cooperadoras, dependiente de la Dirección General de Servicios a las Escuelas de la Subsecretaría de Gestión Económica y Financiera y de Administración de Recursos se ha recabado la necesidad de adquirir los insumos necesarios para ofrecer infusiones con el fin de ser consumidas por los/as alumnos/as, teniendo en cuenta las bajas temperaturas en esta época del año”.
Para eso, nuevamente, lo que ofrece el Ministerio es la entrega de una suma de dinero, que va de 30 mil a 90 mil pesos, dependiendo de la cantidad de estudiantes que asistan al establecimiento educativo, para la compra de “pavas eléctricas, termos, vasos descartables, yerba, té, azúcar y leche.”
Es decir, la Gerencia Operativa de Cooperadoras detecta la obvia necesidad de que les estudiantes puedan tomar una taza de mate cocido en pleno invierno, se la transmite a la Dirección General de Servicios a las Escuelas, que a su vez se la hace saber a la Subsecretaría de Gestión Económica y Financiera y de Administración de Recursos, y la mejor idea que tiene toda esta enorme y costosa estructura burocrática es definir que esta necesidad tan básica, la resuelvan las cooperadoras escolares (aquellas que acepten la responsabilidad y los subsidios del programa de la Resolución N° 114), que son asociaciones civiles basadas en el trabajo voluntario de las familias, creadas y pensadas para otros fines.