En una escuela del barrio de Floresta, reinas, peones, caballos, alfiles y torres salieron fuera de hora para poner en jaque al rey porque dos alumnos organizaron un torneo en los recreos, contagiando el entusiasmo por el ajedrez a toda la escuela.
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Este año, la querida escuela primaria n° 24 de la Ciudad de Buenos Aires, “el Casta”, ubicada en Morón 3745, celebra 150 años de trayectoria educativa y, más allá de su historia, algunas cosas están pasando que nos gustaría contar.
Dentro de las horas de clases, los estudiantes disfrutan de un taller de ajedrez semanal, una hora cátedra de 40 minutos, pero el entusiasmo es tal que algunos alumnos participan en los torneos escolares los días sábados, organizados por la Coordinación de Ajedrez del Ministerio de Educación de CABA.
Parece ser que participar en estos torneos y de los talleres en la escuela es lo que impulsa las ganas de jugar ajedrez en cualquier momento.
Pero la verdadera sorpresa se dio hace unos días, cuando dos alumnos de la escuela, Alex de 6° grado y Luis de 7° grado, que generalmente llevan su tablero de ajedrez para disfrutar de algunas partidas de ajedrez en los recreos, decidieron demostrar que sus ganas de jugar están siempre presentes, tengan o no al profe de ajedrez al lado. Con una iniciativa realmente admirable organizaron un torneo en los recreos de pos-comedor para sus compañeros. Lo que comenzó como una idea para “los amigos”, rápidamente trascendió, sumando a participantes de 5° y 6° grado.
El resultado fue un rotundo éxito (por el lado que lo mires). No solo lograron motivar a muchos de sus compañeros a participar, sino que también demostraron gran capacidad de organización. Se encargaron de armar las partidas, controlar los tiempos e incluso ajustaron las reglas sobre la marcha para que el torneo no sea tan extenso. En este proceso, contaron con el valioso acompañamiento del profesor Nico, secretario de la escuela, quien los apoyó y acompañó en esta aventura.
El torneo tuvo su cierre de oro con la presencia de todos los alumnos y alumnas de segundo ciclo, docentes y la presencia de la Conducción de la escuela. Para reconocer el esfuerzo y la participación, se imprimieron medallas en la impresora 3D de la escuela, y se entregaron certificados de reconocimiento a los organizadores. Ellos mismos tuvieron el honor de entregar las medallas a sus compañeros, en un clima de total respeto y alegría que contagió a todos los chicos, chicas y docentes.
La directora de la escuela felicitó a los alumnos, destacó la importancia de estas iniciativas e incentivó sobre todo a las chicas a participar de estos torneos, resaltando que el juego es para todos.
Claro está que esta experiencia va más allá de una partida de ajedrez. Es una experiencia que resalta la autonomía, el trabajo en equipo, la pasión, la responsabilidad y el compañerismo. Llena de orgullo ver a niños de 11 y 12 años cómo pueden generar iniciativas tan significativas.
Este torneo autogestionado también fue exitoso porque existió un espacio y apoyo de los docentes. Este torneo fue un jaque mate a los recreos y un motivo de orgullo para esta escuela que, a sus 150 años, demuestra como seguimos aprendiendo todos.
