Miles de sonidos contra la impunidad

Miles de sonidos contra la impunidad

mayo 10, 2017

Decenas de trompetas, trombones, saxos y repiques poblaron de música colectiva y contagiosa una movilización histórica contra la decisión de la Corte Suprema de otorgar el beneficio del 2x1 a militares condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

Para aquellos acostumbrados a ir a las marchas, los sonidos suelen tornarse previsibles. El camioncito, el micrófono, la voz que aturde e interpreta en solitario, el bombo a destiempo. A contramano de lo buscado, la música y el ritmo pierden su fuerza colectiva y vital: ningún pie se tienta de acompañar, ningún cuerpo vibra al unísono. En ciertas movilizaciones, actos de rebeldía y desobediencia por antonomasia, los cuerpos permanecen dóciles.
Sin embargo, hay ocasiones en que se produce el efecto contrario, y ayer fue una de esas hermosas excepciones.

 

Vientos de libertad
“Nos juntamos a las 17hs en 9 de Julio y Av. de Mayo. Lxs esperamos con sus instrumentos! NO al 2×1”. La convocatoria, impulsada por grupos como La Rondola Trompejólica, corrió de boca en boca. Los músicos llegaban de a uno, desenfundaban la trompeta, el trombón o el saxo y se unían a una música que se repetía incesante. Cada tanto alguno daba una seña y marcaba un arreglo, pero todo fluía y se reducía a cuatro o cinco frases que cada músico tomaba, dejaba, pasaba a otra y contagiaba al de al lado.

 

A poco de andar la manos se contaban de a decenas. Entre esa multitud de metales se podía divisar, de igual a igual, a integrantes de Karamelo Santo, La Delio Valdez o a Hugo Lobo. “Vi la convocatoria de muchos colegas en esta marcha tan importante y con esta movida de vientos y obviamente no podía faltar”, explicó a Nadie Nos Invitó el líder de Dancing Mood quién celebró la unión de los músicos y lamentó la ausencia de otros (“Me parece que faltan varios”, reprochó)

 
A medida que se acercaba a la Plaza, la columna crecía en instrumentos y en manifestantes que se acercaban atraídos por la fuerza de los sonidos que se repetían como un mantra. “Lo más impresionante es como la gente se iba copando, agarrando cualquier cosa para poder hacer un poco de ruido” describe Juan, saxo en mano. “Además, sobre esos beats alguno cantaba «Golpe Nunca Más» y todos alrededor se sumaban; los que tenían instrumentos y los que estaban marchando”.

 

Frente a la fragmentación de sonidos que suele predominar en las manifestaciones, columnas como la de vientos, la de repiques o sikuris que se vieron ayer, renovaron el aire y le dieron ritmo y lenguaje a un sentimiento colectivo que exigió terminar con la impunidad.