El 2024 fue el año más cálido registrado en el mundo y la Ciudad de Buenos Aires no quedó exenta: la temperatura máxima anual en los últimos 30 años aumentó casi un grado. El cambio climático está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes, más largas y más intensas. Está claro que fenómenos como este nos exceden, pero, ¿se puede hacer algo al respecto, o sólo nos queda prenderle una velita al aire acondicionado?
En este primer Nadie nos Preguntó, indagamos: ¿Qué estamos haciendo para que Buenos Aires no sea un horno?
Escribe: Alejandro Volkind
1. Buenos aires, que no dejamos entrar
Para mantener fresca a una Ciudad es fundamental renovar el aire. Como en cualquier casa: abrir la ventana y dejar entrar la fresca. En nuestra Ciudad, construida a la orilla del río más ancho del mundo, eso podría suceder: los vientos ingresan desde el Río de la Plata, renuevan el aire que respiramos y refrescan la ciudad. Es un verdadero beneficio.
Sin embargo, lo rechazamos. Construimos una pared de cemento en todo el borde costero que se llama Puerto Madero y sus megatorres de 100 metros. Y por si fuera insuficiente cemento, hace tres años –pese al masivo rechazo de la ciudadanía– el gobierno de la Ciudad finalmente habilitó a que la empresa IRSA desarrolle un nuevo Puerto Madero al lado de la Reserva Costanera Sur, que destruirá humedales y llenará con torres de 145 metros de altura ese sector del contorno ribereño.

Imagen. En la parte de arriba, imagen de cómo será el nuevo Puerto Madero que el gobierno de la Ciudad le habilitó construir a la empresa IRSA en Costanera Sur, con torres de 145 metros de altura. El metro cuadrado saldrá 6 mil dólares. Abajo, la ubicación.
Una verdadera muralla de cemento. Imposible que el viento pase y renueve el viciado aire de una ciudad cada vez más calurosa. Por el contrario, lo que se reduce es un Efecto invernadero. El calor se genera y se queda instalado en la ciudad.
2. ¿Y si cementamos las plazas?
La planificación concreta de la Ciudad, que llevan adelante los gobiernos a través de leyes y permisos, no sólo estimuló una pared de torres en la Costanera sino que también se deshizo del otro gran contrapeso al calor: la vegetación y el suelo verde.
Las diferencias de temperatura entre una cuadra con árboles y plazas, y otra sin árboles, durante un día caluroso, pueden alcanzar entre los 15° y los 20° C, si comparamos el centro y el sur de la ciudad con la zona de la Costanera y el norte. Pero en la Ciudad, en vez de protegerlos y multiplicarlos, el gobierno se desprendió de enormes terrenos verdes públicos.
Ver Calles de Floresta y Monte Castro superan los 45 grados de temperatura

Imagen. El Veredón denominado Paseo del Colectivo, en Olivera y Rivadavia, es contabilizado como 640m2 de espacio verde por el Gobierno de la Ciudad
“A modo de referencia – indica Koustosivitis-, sólo en los últimos diez años en la ciudad se privatizaron superficies verdes equivalentes a 75 Plazas de Mayo”. Si en la Ciudad hay 48 barrios, la cuenta es fácil: algo asi como una Plaza de Mayo en cada barrio. Y más también. “En este mismo período se duplicaron las olas de calor”,concluye la ingeniera.
3. ¿Y si talamos los árboles?
A su vez, tampoco se protege de manera eficiente el arbolado, otro gran regulador de la temperatura. Hace tan sólo semanas, el juez Guillermo Scheibler nuevamente dictó una medida judicial donde confirmó que el gobierno porteño incumple tanto la ley 3.263 de protección del arbolado público como la sentencia dictada el 24 de febrero de 2021. ¿Que señala el juez? Que el GCBA no brinda información relacionada con el tratamiento y mantenimiento del arbolado en la Ciudad. Oculta información que está obligada a dar a conocer.
Ver Comuna 10: El 40% de los espacios que el GCBA contabiliza como verde está cementado o es minúsculo

Imagen. Árbol talado de la Plaza Banderín (Camarones y Chivilcoy), pese a estar en buenas condiciones, debido a la remodelación de la Plaza que está realizando el gobierno de la Ciudad.
La Comuna 10 no sólo es una de las que menos árboles tiene en toda la Ciudad, según datos oficiales está tercera en el ranking, sino que además viene sufriendo la tala evitable de importantes ejemplares.
A modo de ejemplo, se puede nombrar la obra que se está llevando adelante en la Plaza Ciudad de Udine (conocida como Plaza Banderín), donde los vecinos advirtieron de la tala de al menos dos ejemplares de árboles en buenas condiciones, producto de los pasillos de cemento que están construyendo como parte de la remodelación de este espacio verde.

Imagen. Árboles caídos en Plaza Villa Real, tras el temporal de febrero. Desde el Consejo Consultivo, los vecinos advirtieron la falta de mantenimiento.
Situación análoga se vivió en la construcción del Metrobus de Alberdi, donde el proyecto original implicaba la tala 13 árboles en un área protegida en la cercanías a Parque Avellaneda, lo cual «viola» la obligación del Estado de «conservación de las condiciones ambientales», según dictaminó la Justicia, gracias al amparo presentado por vecinos y organizaciones.
A eso se le suman ejemplares históricos de la Plaza Villa Real, donde este último temporal, por falta de mantenimiento, cayeron al menos dos ejemplares. Pese a los anuncios de plantaciones, un árbol tarda 30 años en dar sombra. Y para eso necesita de mucho cuidado. No parece ser algo que viene sucediendo.

Imagen. Mapa de la temperatura del suelo. Los colores cálidos relevan valores de temperatura más altos y los colores fríos, valores más bajos. De esta forma, mientras que en Juan B Justo y Joaquin V Gonzalez, la temperatura promedio es de 45.1°, en la zona de Av. del Libertador, la temperatura promedio baja a menos de 25°.
4. Adiós a los pulmones de manzana
“Otra situación no menor que contribuye al calentamiento local de la ciudad es la sobreconstrucción descontrolada y la ocupación y destrucción de la biodiversidad de los pulmones de manzana habilitada por el Código Urbanístico”, advierte Koutsovitis.
En los últimos diez años se construyeron 10 millones de metros cuadrados. El equivalente a cinco veces Puerto Madero. Y desde el año 2018, año en que se aprobó el nuevo Código urbanístico, a la cementación de los espacios verdes públicos se sumó la destrucción de los pulmones de manzana, constituidos por los fondos de las parcelas privadas, principalmente en los barrios de casas bajas.
Esto deriva de la autorización para construir cocheras subterráneas debajo de los pulmones de manzana y su achicamiento para permitir la construcción de edificios. “La Legislatura porteña, luego de movilizaciones vecinales, volvió a reestablecer la dimensión anterior de los pulmones de manzana con la sanción de la ley 6.776, pero permanece vigente la construcción de los estacionamientos subterráneos que transforma a los pulmones de manzana en meras terrazas verdes”, indica Kuotsovitis.

Imagen. En 2023, la legislatura aprobó una ley que eliminó la obligación de dejar un retiro de seis metros a las construcciones que se edifican sobre Miranda, en las 27 cuadras que van desde Juan B. Justo a Concordia, aumentando la capacidad constructiva de los predios en al menos 150.000 m2. La zona se pobló de edificios.
Ver El mercado inmobiliario mira a Miranda | Avanza un proyecto que habilita la proliferación de edificios en Monte Castro
Sin Código
La cuestión ambiental es un tema que los gobernantes y funcionarios prefieren desestimar.
Hace 30 años que la Legislatura porteña tendría que haber sancionado un Código Ambiental. Pero nunca pasó. Hace un año, a partir de una acción colectiva de amparo que presentó el Observatorio del Derecho a la Ciudad, la justicia ordenó a la Legislatura sancionarlo.
Jorge Macri no sólo no envió el proyecto de Código Ambiental a la Legislatura sino que volvió a impulsar la modificación del Código Urbanístico habilitando cientos de excepciones para construir torres a través de la herramienta urbanística denominada “Capacidad Constructiva Adicional” y sosteniendo el mismo modelo de sobreconstrucción.
Queda claro por qué no les interesa avanzar.

Imagen. Refugios climáticos. Ante la ola de calor, la propuesta del GCBA es repartir botellas de agua en una esquina de la Comuna 10.
Agenda propia
Al compás de las frecuentes olas de calor y los veranos sin luz, la cuestión ambiental será otro tema central que quienes habitamos la Ciudad tendremos que imponer en la agenda política, tal como se logró con el rechazo al Código Urbanístico que destruía las identidades barriales y vino a colapsar de cemento la Ciudad.
Mientras tanto, nos seguiremos conformando con los anuncios gubernamentales que hablan de “una red de Refugios Climáticos en las 15 comunas”, que consisten en repartir botellas de agua para aminorar el calor.