Luego de un parate obligado por la pandemia, el histórico grupo de teatro comunitario volvió a los ensayos y convoca a vecinas y vecinos a sumarse: “no hay que tener experiencia previa, lo único que tienen que traer son ganas de divertirse y de reunirse con gente, lo demás viene después”, asegura su director, Víctor Galarza, quien rescata la importancia de la creación colectiva y manifiesta la intención del grupo de volver a ensayar en el Corralón de Floresta, su histórico espacio. “Sería maravilloso volver a ese lugar y seguir trabajando para la comunidad, porque ese es el único interés que tenemos”.
Escribe: Perla Natalia Castillo
El Épico es una institución de teatro comunitario que hace 24 años se dedica hacer arte con las vecinas y vecinos. Mucha gente pasó y se quedó, otras personas se fueron y volvieron, pero a lo largo de todos estos años, cada tarde de encuentro y ensayos, fueron de creación, alegría y liberación.
Desde sus comienzos, El Épico funcionó en el espacio cultural del Corralón de Floresta cuando era un galpón venido a menos.
Por ahí pasaron miles de obras, tanto del Épico como de otros colectivos que se fueron sumando, pero todo quedó suspendido con la llegada de la pandemia, y el espacio se convirtió en uno de los vacunatorio, contra el Covid-19, de la Comuna 10.
Mientras se espera el comunicado de las autoridades para volver al Corralón, El Épico volvió a los ensayos, con Víctor Galarza, actor con más de 47 años de trayectoria, como nuevo director.
Nadie nos Invitó: ¿Cómo le contarías a la gente qué es El Épico? ¿Cómo surgió?
Víctor Galarza: El Épico de Floresta es un grupo histórico de teatro comunitario, un colectivo de artistas que refleja la cultura barrial, comunitaria y territorial, que busca y encuentra espacios dentro del barrio y tiene una historia compartida con el Corralón de Floresta.
El Épico de Floresta surge allá por el año 99´, en la placita que está al lado del corralón. Antiguamente era una plaza y el corralón era un lugar abandonado, era el espacio donde la municipalidad guardaba las máquinas. Ahí comenzó el Épico, de la mano de su creador, Orlando Santos, un gran actor y un gran director de lo que es el teatro comunitario.
De a poco fue pasando de la plaza al corralón, de a poco se fue tomando el espacio, porque era un lugar abandonado. Así tuvimos la primera sala, la sala del épico, donde se hicieron muchas funciones de teatro de la mano de la gente de la Red de Teatro Nacional Comunitario y también de otros grupos de teatro, que venían de la zona para estar y participar. El lugar siempre convocó muchísima gente.
Imagen. El Épico había construido una sala de teatro en el Corralón de Floresta. Ahora buscan volver a ensayar en el espacio que les corresponde.
NNI: ¿Desde cuándo formas parte de la institución?
V.G.: Yo arranqué allá por el 2010 como actor para hacer de Moreira e hicimos muchísimas funciones, estuvimos en el Aroldo Conti, en la cancha de Vélez, en diferentes plazas y diferentes lugares donde nos fueron invitando.
En el 2012 me retiré por cuestiones de trabajo en el interior de la provincia de Buenos Aires y me alejé. Hace cuatro o cinco meses atrás, me convocó la actual presidenta. La propuesta era hacerme cargo de la dirección, y realmente para mí no es solamente un honor, sino un orgullo poder dirigir y volver a formar parte.
NNI: ¿Cómo es el teatro comunitario y que implica formar parte del Épico?
V.G.: En general los grupos de teatro comunitario tienen una forma particular de trabajar, que tiene que ver con la impronta de los vecinos. Generalmente quienes se aceran son personas con ganas de pasarla bien, de reírse y de hacer teatro, que tal vez es algo que tienen guardado adentro del corazón y cuando nace la impronta del teatro comunitario comienza a dar lugar a los vecinos para que puedan encontrar ese lugar donde cumplir su sueño.
La gente se acerca y no tiene por qué ser actor o actriz, aunque hay gente que se suma y tal vez estudió algo de teatro en algún momento.
El trabajo es de todos, por eso es comunitario. Hay un director que tiene la mirada final, que guía como se puede hacer y para dónde hay que ir para que tenga una mirada teatral y no sea un caos, pero nada más que eso.
Imagen. Una de las tantas notas que les realizaron a lo largo de estos 24 años de historia
NNI: ¿Ahora la convocatoria está abierta?
V.G.: Nosotros hoy nos estamos reuniendo en un salón en el Pasaje Bolonia, los viernes de 17 a 19hs y el que quiere comenzar se puede acercar y comienza. Lo único que tienen que traer son ganas de divertirse y de reunirse con gente, lo demás viene después.
Mayoritariamente hay gente entre los 40 y 60 años. Tenemos un matrimonio entre los 80 y 85 años, que se divierten, juegan y hacen teatro.
Ahora estamos trabajando en este lugar y tratando de recuperar el espacio del Corralón de Floresta. Sería maravilloso volver a ese lugar y seguir trabajando para la comunidad, porque ese es el único interés que tenemos.
NNI: ¿Qué es lo que más te gusta del teatro comunitario y que desafíos se te presentan ahora como director?
V.G.: A los doce años comencé arriba de las tablas. Mi mayor desafío es poder escuchar y poder ir donde los chicos del Épico desean ir. Si bien dirigí muchos grupos de teatros, acá es todo creación colectiva y hay que tener el oído bien afinado para escuchar la propuesta del otro.
Mi máximo deseo es llegar a buen puerto con la propuesta de los chicos, y que se sientan felices de lo que están haciendo. Después el tiempo dirá.
Quienes quieran sumarse hacer teatro comunitario lo pueden hacer acercándose los días viernes de 17 a 19 horas al Pasaje Bolonia 5382, Monte Castro.
