El sábado 2 de noviembre, alrededor de 350.000 personas marcharon de Plaza de Mayo a Congreso bajo la consigna “Por un país sin violencia institucional ni religiosa. Basta de crímenes de odio”. En ese contexto, Giselle Riballof cuestiona lo que denomina “La obligación de ser heterosexual”.
Este sistema social e ideológico que se sostiene en la creencia de que la heterosexualidad es moral y éticamente superior a cualquier otra forma de sexualidad.
Esta cultura que asume que todas las personas son y deben ser heterosexuales tan solo ubicarnos en nuestras propias preguntas cuando indagamos si una persona está en pareja. Si es una chica, seguramente le preguntemos si tiene novio. Si un varón nos cuenta que está por llegar a su casa su pareja, muy probablemente nuestra mente habrá dibujado una mujer en esa imagen.
La diversidad sexual no es vista como algo deseable, tan solo podemos pensarnos como padres y madres criando a nuestrxs hijxs. Así es imposible construirnos en sociedades que respeten y sin violencia.
Otro concepto que vamos a sumar es La cisnormatividad, que es lo que sostiene que existe una única relación entre corporalidad e identidad. Es decir, que sólo hay dos tipos de cuerpos y que cada uno de ellos está atado a una única identidad de género: mujer vagina – hombre pene.
La heteronormatividad y la cisnormatividad tienen consecuencias concretas y devastadoras en la vida de muchas personas. Por esto cada año se realiza la marcha del orgullo. Acá en Buenos Aires se llevó adelante la número 28 que recorrió las calles que transitan de Plaza de Mayo a Congreso.
La consigna de este año : “Por un país sin violencia institucional ni religiosa. Basta de crímenes de odio” y la acompañaron 21 subconsignas algunas de ellas son
«Con la ESI no se metan»; «Aborto legal, seguro y gratuito»; «El ajuste en salud mata»; «Separación política, económica y simbólica de la Iglesia y el Estado»;
«Basta de genocidio trans/travesti», «Ley integral trans», «Nuestros besos no son delito»; «Respeto a la diversidad corporal», «Por un ámbito deportivo diverso respetuoso de las identidades»; «Les no binaries existimos», «Visibilidad y despatologización de identidades asexuales y no binarias»; «Orgullosamente bisexuales y pansexuales», «Por la despatologización de las infancias trans», «Derogación de los códigos contravencionales».
Otras consignas gritan: «Fuera FMI»; «Trabajo para todes»; «Legalización del autocultivo y consumo de marihuana»; «No a la persecución política: libertad a Milagro Sala, Daniel Ruiz y todxs lxs presxs políticxs».
Ezequiel Rabines, miembro de la comisión organizadora de la marcha del orgullo
remarcó que el colectivo diverso y disidente sufre violencia institucional por parte del Estado en muchísimas instituciones como puede ser el acceso a la salud el acceso a la educación los sistemas registrales que Todavía existen en el país y la violencia policial sobre todo por eso estamos pidiendo por un país sin violencia institucional tampoco queremos violencia religiosa porque como hemos visto tanto la Iglesia Católica como la evangélica operan de forma sistemática contra el reconocimiento de nuestros derechos y también terminamos diciendo basta de crímenes odio por todos los travesticidios y transfemicidios los ataques de odio hacia nuestras compañeras lesbianas y también los ataques de odio al colectivo de maricas.
Ezequiel manifestó que la marcha del orgullo es una respuesta política donde se reúnen más de 60 organizaciones resaltó la importancia de la unidad para potenciarse y visibilizar el reconocimiento de los derechos del colectivo Gays, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex, Queers; y puso sobre relieve que la convocatoria es transversal porque entiende que todo el conjunto de la sociedad tiene que garantizar vivir libres de discriminación y de toda violencia .
Si nos remontamos a los inicios de la marcha del orgullo, nos encontramos en
1992, sus organizadores Carlos Jáuregui y César Cigliutti, dos referentes de la
Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
Participaron en aquella oportunidad 300 personas, la mayoría con los rostros cubiertos con máscaras para que no los reconocieran. Pedían «Libertad, Igualdad,
Diversidad».
Este fin de semana miles de personas recorrieron las calles de la ciudad y se nos viene muy presente las palabras de Carlos Jauregui: “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”.