Villa Real: docentes del proyecto educativo Salvador Mazza denuncian falta de presupuesto

Villa Real: docentes del proyecto educativo Salvador Mazza denuncian falta de presupuesto

mayo 14, 2019

El Ciclo Básico de Formación Ocupacional Nº II “Salvador Mazza” se creó en el año 1992 con el fin de revertir la falta de asistencia educativa hacia un sector de la población egresada de las escuelas primarias comunes y de recuperación que presentaban dificultades de aprendizaje, fracasando en su intento de integrarse a las escuelas medias. Quienes egresan de estos colegios salen con un título de auxiliar en gastronomía, jardinería o marroquinería, entre otras orientaciones. Desde hace más de dos décadas cumplen una gran labor educativa. Sin embargo, sus docentes denuncian que los talleres ocupacionales, columna vertebral del proyecto, deben generar recursos para autosostenerse ya que el gobierno no envía dinero.

 

 

El Ciclo Básico de Formación Ocupacional “Salvador Mazza”, ubicado en José pedro Varela 5966-  constituye un proyecto educativo perteneciente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destinado a jóvenes egresados de las escuelas primarias comunes y de recuperación, como también alumnos de escuelas secundarias con historias de dificultades de aprendizaje y fracaso escolar.

 

El eje pedagógico que distingue esta propuesta educativa y a través de la cual se desarrolla, contempla la figura del profesor en disciplinas integradas y los profesores especializados en el oficio de repostería, serigrafía y marroquinería, entre otros.

 

Creado en 1992, desde hace más de 25 años que cumplen una importante labor educativa. . Sin embargo, sus docentes denuncian un ahogo presupuestario. «Los talleres ocupacionales, columna vertebral de nuestro proyecto, deben generar recursos para autosostenerse, ya que el gobierno no envía dinero para eso, ni para materiales, equipamiento, reparación, etc.», señaló a Tiempo Argentino la profesora Claudia Barbaresi. Las instalaciones del CBO N° 2 no están preparadas para garantizar el acceso a estudiantes con discapacidad motriz, ya que no pueden llegar a las aulas en el primer y segundo piso, pese al ascensor que instalaron este año, que nunca funcionó. Hay chicos que tienen en la escuela su única comida diaria, cuya calidad bajó notablemente: la carne y el pollo escasean y las harinas predominan. «La situación es tan terrible que no tienen plata para viajar y la escuela les carga la SUBE a los chicos para que puedan venir a estudiar», denunció Barbaresi.

 

En el distrito más rico del país, la comunidad educativa pelea para que la educación no siga empobreciéndose.