En el asentamiento de cinco hectáreas, lindero a Puerto Madero por la parte sur, se construirán 500 viviendas y se realizará el trazado vial que incluye desagües cloacales y pluviales, red de agua potable, alumbrado público y construcción de veredas.
Por tercera vez en estos últimos dos años, la Legislatura votó masivamente la urbanización de una villa de nuestra Ciudad. Primero fue la Villa 31, hoy renombrada Barrio 31; luego vino la villa 20 de Lugano, y en el día de ayer los 58 diputados presentes levantaron la mano para iniciar la urbanización de la villa Rodrigo Bueno, asentamiento hijo de la crisis de 2001 que se ubica pegadito al lugar más lujoso de la Ciudad: Puerto Madero sur.
De esta forma, el proyecto aprobado contempla que en el predio de cinco hectáreas se realice el trazado vial, lo cual no sólo permitirá la construcción de calles, veredas y alumbrado público sino también el desarrollo de desagües cloacales y pluviales. Además, por supuesto, se construirán 530 viviendas.
Según los datos del relevamiento que llevó adelante la Defensoría General de la Ciudad, actualmente en el predio viven 4500 personas, donde el 36% son menores de 18 años. Setecientas viviendas albergan a 1240 familias. Existen cuatro espacios comunitarios: una plaza, dos canchas de fútbol y un descampado. También funciona una Capilla y un centro comunitario. Sin embargo no hay ninguna escuela. Desde el punto de vista comercial, hay 50 locales. En cada una de las 4 manzanas en que se divide la villa hay siete almacenes, carnicerías, panaderías, varias verdulerías y peluquerías.
Matices y sugerencias
Más allá del consenso generalizado en urbanizar el asentamiento, existieron matices a la hora de elaborar y votar el proyecto. Uno de los diputados que planteó modificaciones al proyecto oficial y logró incorporarlas fue Adrián Camps. El legislador del Partido Socialista Auténtico solicitó que quedé asentado en el propio proyecto que las empresas constructoras iban a priorizar la contratación de trabajadores que residan en la misma villa para llevar a cabo las obras de edificación. “Esto es muy importante porque las personas que van a ver refaccionadas sus viviendas o aquellas que deban ser relocalizadas, van a tener que pagar créditos, además del costo de los servicios, y muchas de ellas no tienes trabajo o cuentan con escasos. Entonces, la propia construcción es una oportunidad para trabajar, hacerse de fondos y poder pagar también las obras”, aseguró Camps.
Por su parte, el legislador del Frente de Izquierda y los Trabajadores Marcelo Ramal celebró el resultado de la votación y resaltó el protagonismo de los habitantes de la villa para que el proyecto llegue a buen puerto. “La ley de urbanización de la Rodrigo Bueno es una conquista de los vecinos contra los planes de desalojo del gobierno”, recordó Ramal, en referencia a las intenciones que desde hace años habían manifestado funcionarios del gobierno y que quedaron plasmadas cuando en 2011 el gobierno porteño apeló un fallo de la magistrada Elena Liberatori que ordenaba al Ejecutivo urbanizar el barrio.