Casa Pueblo: un plato de comida que lucha ante un Estado ausente | Cómo funciona la sede de Floresta

Casa Pueblo: un plato de comida que lucha ante un Estado ausente | Cómo funciona la sede de Floresta

noviembre 3, 2025

Acompañamiento comunitario y ollas populares son las herramientas que sostienen a este espacio ubicado en Av. Mariano Acosta 140, que sigue en pie en un contexto que asusta: más de 30 de estos centros financiados por Sedronar cerraron sus puertas este año. Aún así, construyen un estudio de radio en el marco de Florestación, un proyecto de comunicación popular que amplifica voces relegadas.

 

 

Escribe: Leandro Manganelli

 

Si se trata de espacios para los sectores más vulnerados de la sociedad, las Casas de Acompañamiento Comunitario (CAC) cumplen un rol determinante. En 2022 nació Casa Pueblo, un proyecto con amplitud federal que tiene seis sedes en Capital Federal y una de ellas es en la Comuna 10. Ubicada en Av. Mariano Acosta 140 (Floresta), además de contener una olla popular y un espacio para que personas en situación de calle se bañen y laven su ropa, cuenta con un espacio radial llamado Florestación (jueves de 15.30 a 16.30), coordinado por Laurentz Andriessen: “Nos convoca trabajar con personas que están en condiciones de vulnerabilidad social y el proyecto es para ofrecer un espacio a esos que no tienen voz para poder expresarse”.

 

El espacio ayuda a personas con consumos problemáticos y el 90% de quienes concurren están en situación de calle.Los pibes y pibas llegan a nuestro espacio culposos y con todo lo que le llenaron la cabeza de que no podían, que no valían y todas las puertas que se les cierran”, explica Carla Klus, coordinadora de Casa Pueblo Floresta.

 

Esta CAC abre lunes y miércoles de 12 a 18, martes y jueves de 15 a 18 y viernes de 10 a 14, con la particularidad de que este último día hacen una olla popular de 19 a 20. “La modalidad de que los viernes sea abierto la desarrollamos para que la gente conozca el espacio. A veces la demanda tiene que generarse, no surge así nomás. No nos resulta cómodo ni fácil reconocernos en un consumo problemático -desmenuza Carla-. Cuando la demanda es por consumo, es inmediata, no le puedo decir a ese pibe que venga la semana que viene”.

 

 

 

 

Además del trabajo que desarrolla Casa Pueblo en este inmueble ubicado en Floresta, por las noches funciona allí el Bachillerato Popular Sergio Karakachoff. De hecho, son educadores/as, estudiantes y graduados/as del mismo secundario quienes sostienen la olla popular de los viernes. Las y los trabajadores de las CAC, según cuenta Carla Klus, no reciben un aumento salarial desde el año pasado. Y este año se cerraron más de 30 de estos centros que son financiados por la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar). “Así como decimos que nadie se salva solo ni sola, las instituciones tampoco son aisladas, sino que integran redes. Nosotros proponemos un abordaje integral, pero también es articulado con otros efectores que atienden distintos tipos de afecciones de los derechos”, comenta Laurentz Andriessen y, ante los recortes, recalca que “los dolores, cuando uno comparte la carga, pesan menos”.

 

“Trabajamos desde la educación popular y la cuestión de la enseñanza no es vertical. Somos seres sociales y esto de estar ante un micrófono nos confronta con la diferencia entre hablar y decir”, resalta Laurentz. Lo dice porque el proyecto Florestación, que llevan a cabo en el patio de la Casa, está creciendo gracias a la construcción de un estudio de radio que tendrá lugar en el primer piso. Todavía no está terminado, pero es otro de los puntos que se suman a la lista de trabajos a pulmón que hacen en este espacio. “Hacerlos parte a los concurrentes de Casa Pueblo es una manera de predicar con el ejemplo”, concluye Laurentz.

 

 

 

 

En un contexto en el que más de 11 mil personas viven en situación de calle en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según el 3er Censo Popular de Personas en Situación de Calle -realizado por organizaciones sociales y presentado en septiembre en la Legislatura porteña-, brindar un plato de comida resulta un elemento vital e innegable. “No puede haber una intervención social sin que medie alguna asistencia alimentaria. Dar de comer es una cuestión de amor”, remarca Laurentz Andriessen. Mientras que Estados Unidos vende una imágen de héroe por “preocuparse” en Argentina y sus lazos con Javier Milei plantan incertidumbre en cuanto al futuro del patrimonio natural argentino o el futuro financiero del país, son espacios como Casa Pueblo los que le ponen el pecho al contexto y están de manera desinteresada para quienes lo necesitan. Lo cierra Carla Klus: “No tenemos la verdad, no la llevamos a la mesa, sino que la construimos”.