Decenas de asambleas y colectivos urbanos se concentraron ayer frente a la Legislatura Porteña bajo la consigna “Se Va Buenos Aires”. Unidos bajo una enorme bandera que decía “Amamos Buenos Aires”, manifestaron el rechazo a la destrucción dirigida de la Ciudad de Buenos Aires, que va perdiendo su identidad, patrimonio, diversidad, habitabilidad y calidad de vida.
Uno de los primeros oradores fue Jonatan Baldiviezo (Presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad) quien aseguró que actualmente, la comunidad porteña está resistiendo a cuatro agresiones en la dimensión urbanística y de planificación por parte del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y del poder inmobiliario concentrado.
“En primer lugar, se encuentra la disputa por el contorno ribereño y el destino que debería tener la costanera norte y sur. Por otra parte, están planificando la Ciudad a través de excepciones, que es lo que conocemos como Convenios urbanísticos, que habilitan la construcción de torres de entre 50 y 85 metros. Durante la pandemia ya se aprobaron 16, y el gobierno porteño tiene preparados 40 convenios más»
En tercer lugar está la amenaza que avanza contra la identidad de nuestros barrios de casas bajas. El Código Urbanístico, aprobado en 2018, aumentó la capacidad constructiva en toda la ciudad al eliminar lo que se conoce como FOT (Factor de Ocupación Total y eso está generando que en barrios como Núñez, Parque Chas, Bajo Belgrano, Villa Ortúzar, Paternal, Devoto, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, la capacidad constructiva se triplicó o cuadruplicó. Prácticamente se han transformado a estos barrios en zonas de sacrificio en aras de la especulación inmobiliaria. Y en cuarto lugar la falta de relevamiento de los inmuebles anteriores a 1941″.
Por eso, así como logramos en la década del ´90 con el movimiento socioambiental que la Costanera vuelva a ser pública y en el 2006 logramos que se frene la construcción de torres, ahora tenemos que lograr que se frene el Código Urbanístico, que se suspendan los convenios y las excepciones inmobiliarias y que, pasadas las elecciones, no se vote ni Costa Urbana ni Costa Salguero”.
Por su parte, María Eva Koutsovitis, de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria, planteó que “lo que nos une es este modelo de Ciudad que desde hace treinta años nos vienen proponiendo, basado en el despojo y en la apropiación de nuestra cultura, de nuestra identidad y nuestros bienes comunes. Un modelo urbano que no ha dado respuesta a ninguno de los problemas que tenemos las y los porteños. Modelo que arranca en la década de 1990, que se consolida con Macri como jefe de gobierno, y se profundiza ahora con Rodríguez Larreta».
«En los `90 sólo el 10% de las familias porteñas alquilaba y hoy es más del 40%. Buenos Aires es una de las ciudades del mundo con menos superficie verde por habitante, y estos gobiernos, en la Ciudad más rica del país, no han podido resolver ni el agua ni las cloacas a uno de cada siete de sus habitantes. Por eso lo que tenemos que poner en cuestión es un modelo urbano completamente distinto al que nos propone el poder económico, en connivencia con el poder político. Ese modelo urbano tiene que ver con la democracia participativa ambiental, y con poder ser protagonistas de la Ciudad en la que queremos vivir”.