Con 34 votos a favor, 20 en contra, y 6 abstenciones, el bloque Vamos Juntos logró la aprobación en primera lectura de dos herramientas fundamentales para la planificación de la Ciudad. Juntistas e integrantes del Consejo Consultivo de la Comuna 10 aseguraron que los nuevos códigos atentan contra la protección de la identidad barrial, habilitan la proliferación de torres y no resuelven ninguna de las verdaderas necesidades de los vecinos.
El Nuevo Código Urbanístico y el Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires, fueron aprobados en primera lectura en la sesión legislativa realizada hoy jueves, y todo indica que en la segunda lectura, prevista para antes de fin de año, el resultado sea el mismo.
Qué es el Código Urbanístico y cuáles son los cambios que se votaron
El Código es el cuerpo de directrices que regula los aspectos relativos a la organización del tejido urbano y la distribución de usos del suelo, entre otras temáticas.
En ese sentido, el nuevo proyecto aprobado apunta a que dejen de existir las zonas residenciales o industriales exclusivas y empiecen a convivir ambas, y propone homogeneizar las alturas de las torres. Este tal vez es el punto de debate más álgido.
Un proyecto cuestionado y con escaso consenso
Desde que el gobierno anunció su intención de aprobar estas nuevas normativas, a mediados de 2016, el proyecto fue muy cuestionado por diversas organizaciones vecinales y ambientales. La ONG Observatorio del Derecho a la Ciudad asegura el gobierno impulsó la modificación de este nuevo Código a pedido de los inversores y las grandes desarrolladoras inmobiliarias del país que tiene dos objetivos.
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“Por un lado, lograr seguridad jurídica ya que en los últimos años la gran cantidad de permisos ilegales ha hecho que la justicia intervenga y ordene el freno y la demolición de grandes obras y esto genera una incertidumbre a la empresas que no saben si sus obras van a ser cuestionadas o no ya que ha sido sistemático el tema de conseguir permisos, incluso pagando coimas, que exceden las normas del código de planeamiento. Lo que viene a legalizar estas ilegalidades es rediscutir la planificación de la ciudad y establecer un nuevo código que permita lo que no se permitía anteriormente”, aseguró a Nadie nos Invitó el abogado Jonatan Baldiviezo, presidente del ODH.
“La segunda cuestión es que el mercado inmobiliario, además de seguridad jurídica necesita nuevos espacios donde expandir las fuerzas y la presión del mercado inmobiliario. Esos grandes espacios están relacionados con la zona sur donde se van a autorizar la construcción de grandes torres y en avenidas y los pórticos de la general Paz”.
El (no) debate en la Comuna 10
Desde que se empezó a discutir el tema, el Observatorio promovió la participación activa de los vecinos en la discusión y denunció que el gobierno porteño la estaba obstaculizando. Por ello, presentó un recurso de amparo ante la Jueza Elena Liberatori, quien terminó dándoles la razón y ordenó al Gobierno de la Ciudad “elaborar un cronograma de participación comunal”, “poner en funcionamiento canales alternativos de comunicación para la difusión de la convocatoria al Foro Participativo Permanente”, “convocar a las entidades comunales en todas las instancias de su participación”, y “poner a disposición de los interesados la información referida a estudios, relevamientos y diagnósticos de la situación de la Ciudad relacionada con el nuevo Código Urbanístico, y se haga saber lugar y horarios disponibles para su consulta en las mismas condiciones que sea formulada la convocatoria”.
Eso obligó al gobierno a realizar reuniones en cada comuna. En la Comuna 10, se realizó al menos una a finales de abril de 2017 en el barrio de Villa Luro. “Si bien se realizaron reuniones informativas y de supuesta consulta (tuvimos conocimiento de una y nos dijeron que hubo más, no nos consta), las mismas parece que se desarrollaron con la lógica marquetinera habitual del GCBA, es decir, convocar a vecinos amigos, que no cuestionan, a organizaciones sociales que en general tienen incorporado el principio de autoridad como algo incuestionable; y con eso legitimar la propuesta con un velo de participación ciudadana. Lo cierto es que no hubo de ninguna manera una convocatoria abierta a la discusión general, y mucho menos a la participación del pleno del CCC10, y ni siquiera una intervención activa del cuerpo colegiado que debería gobernar la Comuna 10: la Junta Comunal 10, que se expresa únicamente, como en el resto de las Comunas de la Ciudad, a través de su Presidente”, aseguraron a Nadie nos Invitó Claudio Velaz y Osvaldo Cordo, vecinos de la Comuna 10 e integrantes del Consejo Consultivo Comunal.
Ante este panorama, en abril de este año más de 30 organizaciones vecinales presentaron en la Legislatura una propuesta urbano ambiental para Buenos Aires en respuesta al Nuevo Código Urbanístico impulsado por el oficialismo. El documento denominado “Buenos Aires que queremos” contiene doce puntos que plantean, entre otros ejes, mejoras en infraestructura y en espacios verdes, y pone un freno a la proliferación de megatorres.
“El nuevo código urbano y de edificación básicamente lo que expresan es una ciudad pensada desde, para y por los negocios inmobiliarios. Ninguno de los grandes temas que los vecinos necesitamos que se resuelvan en la Ciudad, que van desde la mayor cantidad de espacios verdes hasta veredas donde se pueda caminar o una infraestructura que nos asegure que no se nos corte la luz cada vez que hay un poco de temperatura alta o baja, están expresados en el Nuevo Código. Por eso lo que nos dimos cuenta es que teníamos que generar un modelo de ciudad planteado desde, para y por los vecinos”, aseguró a Nadie nos Invitó Carlos Wilkinson, uno de los impulsores de la iniciativa.
El Nuevo Código y las necesidades de la Comuna 10
“Floresta, Monte Castro, Vélez Sarsfield, Versalles, Villa Luro y Villa Real son barrios que se han caracterizado por una concentración poblacional relativamente baja, y con edificaciones de poca altura (salvo en las cercanías de las avenidas), esta realidad que muchos recordamos con nostalgia se vio alterada a lo largo de los últimos años con la edificación exacerbada en altura y metros cuadrados en distintos puntos estratégicos de los barrios de la Comuna 10; esto se realizó merced a “mecanismos de excepción” al Código de Planeamiento Urbano que en la mayoría de los casos no tenían un fundamento reglamentario o administrativo, sino monetario”, aseguran Cordo y Velaz.
“Que nos queda pensar si esas ´excepciones´ se legitiman a partir de las modificaciones propuestas y nos veremos sometidos a una concentración urbana de seis millones de habitantes (según los fundamentos del propio proyecto); ¿qué pasará con la infraestructura, la circulación automotriz, el transporte público, el Patrimonio Histórico de nuestros barrios? Pensamos que todo eso y más, va a ser afectado, y nadie nos consultó si estamos de acuerdo o no.
Consultados sobre las medidas urbanísticas y ambientales que se deberían tomar en nuestros barrios para mejorarlos, resaltaron que dentro de las principales cuestiones a resolver esta la falta de espacios verdes, la conectividad norte sur- y la privatización del espacio del bajo autopista. “La baja superficie de espacio verde por habitante que presenta la Comuna 10 debería corregirse aumentando los espacios verdes públicos y no la concentración edilicia; otro tema es mejorar la conectividad vía transporte público entre el sur y el norte de la Comuna 10, tenemos la Comuna 10 “partida” por las vías del FC sarmiento y la autopista Perito Moreno; en este sentido también es preocupante la “privatización” del espacio público bajo autopista, concesionado para distintas explotaciones y emprendimientos sin tener en cuenta los intereses vecinales y comunitarios de los habitantes de la Comuna 10.
Otra de las voces críticas a estos Códigos es la del juntista Leonardo Farías. “Nosotros creemos que no se contempla la ampliación de espacios verdes, que el uso de espacio público no es el que nosotros querríamos, que la participación vecinal y para una democracia directa desde las comunas no está contemplada, que no se tiene en cuenta la identidad de los barrios en materia de infraestructura y en materia de paisaje”, aseguró a Farías a Nadie Nos Invitó, quien destacó que la identidad es fundamental para que la gente viva a gusto en sus barrios.
Farías se manifestó muy preocupado respecto al impacto que tendrá en los seis barrios de la Comuna, principalmente respecto a tres temas puntuales en los que el Código “no resuelve nada”. Uno es la Zona Calma de Villa Real, otra es el área verde que linda con las vías del Ferrocarril Sarmiento y otra es el Área de Protección Histórica de Floresta.