Día del trabajador: un grande que trajo la dulzura a Monte Castro | La historia de Georgalos y el Mantecol

Día del trabajador: un grande que trajo la dulzura a Monte Castro | La historia de Georgalos y el Mantecol

abril 30, 2024

Una empresa nacida en el barrio, que logró prosperar a nivel nacional y sigue siendo parte de nuestras vidas en las fiestas de fin de año.

 

 

Escribe: Nerina B. Pérez Fiumara*

 

 

En el centro del barrio de Monte Castro, en la bulliciosa Buenos Aires, se gestó una historia que fusiona la pasión por la pastelería con el espíritu emprendedor de unos inmigrantes en busca de un futuro mejor. En este día del trabajador, recordamos con admiración el origen de la fábrica de golosinas Georgalos, cuya creación del Mantecol no solo endulzó los paladares argentinos, sino que también simboliza el esfuerzo y la determinación de una familia que encontró en Monte Castro su hogar y su lugar de trabajo.

 

La historia de la creación del Mantecol es, en esencia, un relato de la vida misma de una familia trabajadora argentina. Provenientes de Polonia, una familia de inmigrantes escapando de la ocupación alemana, encontró refugio en la isla griega de Chios. Sin embargo, las circunstancias los llevaron a emprender un nuevo viaje hacia tierras argentinas.

 

En septiembre de 1939, Miguel Nomikos Georgalos, a sus 24 años llegó a Buenos Aires con sueños de emprender su propio negocio, siguiendo los pasos de sus padres, quienes habían trabajado arduamente en un negocio en su tierra natal. Mientras Don Miguel trabajaba en el puerto, cargando bolsas y pensando en su futuro, surgió la idea de traer a Argentina un postre que conocía bien: el halvá. Aunque no pudo encontrar la pasta de sésamo necesaria, decidió experimentar con maní, inspirado por la popularidad de la garrapiñada local. Con la ayuda de su esposa, Marcela Brandan, comenzó a fabricar y vender este nuevo producto desde la comodidad de su hogar en Monte Castro.

 

 

 

 

 

El éxito fue natural, debido al sabor único y la textura suave del Mantecol, que conquistaron los corazones de los porteños, convirtiéndose rápidamente en un producto con mucha demanda en ventas. Con determinación y visión empresarial, Don Miguel y Marcela lograron ahorrar lo suficiente para adquirir un terreno en Segurola y Elpidio González, donde inauguraron su primera planta: La Greco Argentina. Este paso marcó el inicio de una nueva era para la familia Georgalos y para Monte Castro.

 

 

La fábrica de Georgalos

Con nostalgia y afecto, un vecino del barrio rememora una hermosa tradición que definió su época como estudiante en el colegio primario, donde compartió experiencias entrañables con sus compañeros, entre ellos Juan Georgalos, el hijo menor de la familia. Durante aquellos años, Don Miguel tenía el inolvidable gesto de llevar dulces al colegio en los días festivos de la institución. Esta acción se convirtió en un esperado y apreciado acontecimiento para todos los alumnos, gracias a la generosidad y el espíritu solidario del señor Georgalos. Esta hermosa práctica no solo endulzaba los momentos especiales de los estudiantes, sino que también fortalecía los lazos de solidaridad y comunidad.

 

 

El objetivo de Miguel no solo era construir un negocio próspero, sino también traer a su familia a Argentina. Con esfuerzo y perseverancia, logró su cometido, consolidando así el legado de los Georgalos en tierras argentinas. En este día del trabajador, honramos la memoria de aquellos que, como la familia Georgalos, contribuyeron al crecimiento y la prosperidad de nuestra querida Argentina. Su historia es un recordatorio de que, con trabajo, dedicación y oportunidades, podemos superar cualquier desafío y construir un próspero porvenir.

 

* Nota aparecida originalmente en la Revista de la Asociación de Comerciantes de Monte Castro