“Eso que llaman amor es trabajo no pago” | Murales que interpelan en la ciudad de Buenos Aires

“Eso que llaman amor es trabajo no pago” | Murales que interpelan en la ciudad de Buenos Aires

octubre 19, 2019

¿Te los cruzaste alguna vez? Llaman la atención, por los colores, y por la frase que acompaña a imágenes de mujeres haciendo tareas domésticas, planchando, amasando… La artista es Ailen Possamay se ha apropiado de esa corta pero significativa frase para realizar intervenciones callejeras que no cabe duda que interpelan. La frase es de la escritora feminista Silvia Federici que se dedica hablar entre otras cosas de la violencia económica que sufren las mujeres que muchas veces está invisibilizada

 

Hablamos de violencia, y tal vez liguemos esto directamente a la violencia física. Sin embargo, la violencia física, es lo que sobresale de un entramado de violencias mas solapadas e imperceptibles. Tal vez podemos decir…Violencias naturalizadas

 

 

Por esto se hace mas dificultoso combatirlas. Entre estas violencias naturalizadas esta lo que llamamos: violencia económica. Volvemos a la frase del mural. “Eso que llaman amor es trabajo no pago”. Esta consiga denuncia la naturalización del rol doméstico de la mujer. La mujer en el hogar,el espacio público de los hombres…así fue históricamente. Me podes decir…ey pero las mujeres ahora trabajan! Si hacemos un análisis cuantitativo, las mujeres continúan dedicando el doble de horas que los hombres a las tareas de la casa y el cuidado, incluso las que trabajan fuera.

 

 

 

 

La asimetría en la distribución del trabajo doméstico es una de las mayores fuentes de la desigualdad entre varones y mujeres, es algo que trasciende incluso, la brecha salarial. Al ser las mujeres quienes más tiempo dedican a estas tareas no pagas disponen de menos tiempo para estudiar, formarse, trabajar fuera del hogar; o tienen que aceptar trabajos más flexibles (cuando hablamos de más flexibles nos referimos a trabajos precarizados y peor pagos). Resultado: las mujeres terminan enfrentando una doble jornada laboral: trabajan dentro y fuera de la casa.

 

En mayor o menor medida, todxs asumimos que estas tareas son de mujer y que se realizan por amor. Como dicen los análisis por ahí: Sobre el trabajo doméstico y de cuidado, el capitalismo construye sus riquezas y los hombres sus privilegios.
Quienes cuentan con mayores recursos económicos tiene la posibilidad de contratar a alguien para las tareas domesticas y de cuidado, ese alguien suele ser otra mujer que en general esta contratada de manera precarizada (97% de empleadas domestica son mujeres)

 

A su vez esa empleada deja a sus hijos e hijas al cuidado de otro alguien que en general es mujer. Al no poder conciliar con su vida personal muchas mujeres tienen que abandonar el mercado laboral o tener trabajos en peores condiciones sin posibilidades de desarrollarse profesionalmente. Cuantos más hijos tenga un varón mayor es su taza de actividad en la mujer es a La inversa.

 

Si nos ponemos a pensar en medidas que reviertan esta desigualdad mas allá de la toma de conciencia generalizada y la distribución de tareas de cuidados y tareas domesticas, podemos hablar de políticas públicas que ofrezcan sistemas de cuidados gratuitos: hablamos de jardines materno paternales en lugares de trabajo y la extensión e igualación de licencias para hombres y mujeres

 

Estos murales que nos llevaron a reflexionar de La artista Ailen Possamay con La frase de la escritora feminista Silvia Federici. Podemos encontrarlos en San Telmo, Constitución, y te invitamos a que nos cuentes si te cruzaste a alguno en tu barrio.