Esta semana, familias de la escuela primaria de Monte Castro se acercaron a las autoridades de la escuela para manifestar su necesidad de no concurrir el día miércoles 17 de febrero al inicio de las clases. En este marco, redactaron una carta para la firma de toda la comunidad y ser presentada en el distrito donde plantean que este modo de inicio no es el adecuado para construir la vuelta a las aulas.
La misiva resalta puntos importantes que hacen al reclamo del no diálogo del GCBA con las familias de la comunidad educativa. “Conocemos el edificio y sabemos que la presencialidad conlleva un riesgo alto tanto para las familias como para el cuerpo docente, por tal motivo creemos que esto se debería haber gestado con más tiempo y no de la forma en que se está dando. Tenemos la necesidad como parte de la comunidad educativa de consensuar una forma mixta, ordenada y acompañada en el regreso a clases”.
En viarios grados de la escuela consideran que el año pasado lxs chicxs tuvieron clases virtuales y la presencia tanto del cuerpo docente como de las familias que llevó a tener un año distinto pero no perdido.
“Se hizo un esfuerzo enorme y estamos conscientes de eso. Comprendemos que no ha sido la realidad de todas las familias pero consideramos que es responsabilidad del GCBA avanzar de una vez en provisión de las herramientas informáticas para aquellos que lo necesiten.
«Lamentablemente la situación epidemiológica no es distinta a la del 2020, con el agravante de que muchos padres y madres cumplen presencialidad en sus trabajos lo que expone a todo el grado en cada encuentro presencial. No tenemos información de cómo se va a cumplir la distancia de 2 metros entre alumnos, no tenemos información de que pasa si un alumno se desmaya, se ahoga, o cualquier cosa que le pase, ya que el protocolo del GCBA se limita a expresar pasos ante un caso sospechoso de Covid solamente. Los profesores de las materias curriculares circularían por todos los grados, lo que genera incontables contactos estrechos ante cada caso sospechoso de Covid”, resalta el escrito.
El protocolo, al mejor estilo del año pasado, deja muchas preguntas y pocas respuestas, por ejemplo, no hay información del uso de los baños ni sí se va a contar con mayor cantidad de personal de limpieza para mantener los espacios higienizados.
Una vez más, se piensa en un retorno a las aulas sin tener un diálogo con las familias que son la parte más importante de la conformación de la comunidad educativa.
“Este plano de incertidumbre y confusión dista de lo que imaginamos de la vuelta a la presencialidad, la foto de los niños con sus guardapolvos blancos y tapabocas que se transmite es muy distinta a la que podemos imaginar en este escenario sanitario”.
Las familias están de acuerdo que la salud piscofísica de lxs chicxs es fudamental, pero en este marco nada asegura que no sea peor el remedio que la enfermedad.
La situación epidemiológica es más grave que la del año pasado a la hora de suspender el ingreso a las escuelas y a lxs chicxs les hicimos entender la importancia de quedarse en casa, para ahora decirles que tienen que volver a estar entre tres y cuatro horas diarias con barbijo, a distancia y sin poder interactuar a más de dos metros de distancia de sus pares.
No hablemos sí algún familiar enferma y lxs chicxs piensan que son responsables de ello.
“Una escuela que une, que conecta, que incluye es una escuela que elabora los espacios de relación como fue el año pasado. Esta modalidad pareciera ser más al “sálvese quien pueda” que al desarrollo conjunto del aprendizaje como fue en el 2020”.
Por otro lado, las familias señalan que esta escuela que se pretende construir no es inclusiva, porque no contempla el regreso de todo el estudiantado.
“Los alumnos que tengan familiares de riesgo o preexistencias que impidan la presencialidad quedarán segregados del resto. ¿Esto es una escuela inclusiva?”, se preguntan las madres y padres del Aguado.
Las familias sostienen que una escuela inclusiva es una escuela en consenso de toda la comunidad educativa, con un protocolo aplicable y explicable a todos los actores que intervienen, con docentes y personas de riesgo vacunadas, con los miedos lógicos que la pandemia conlleva pero con tiempo para el desarrollo de las instancias que protejan al conjunto que hacemos de la escuela el segundo hogar que fue en otros tiempos.