En un relevamiento realizado en febrero, contabilizaron 114 demoliciones y 381 casas en venta como lote. “Necesitamos una nueva Planificación de la Ciudad basada en una Democracia Participativa y Ambiental: Las comunidades y la ciudadanía somos quienes debemos decidir cómo queremos vivir”, aseguran quienes integran Conciencia Urbana Comuna 11.
Escribe: Alejandro Volkind
Jessica veía el cielo desde su casa. A través de una puertita que daba a una terraza, podía levantar la mirada y despejar la cabeza. O tan sólo saber si ese día había que salir con paraguas. Pero, de un día para el otro, la vista se llenó de cemento. Y cuando salió a la calle, vio que el gris se multiplicaba: a mitad de cuadra se construía otro edificio, y en la otra cuadra una casa bonita, tradicional, con su jardincito y árboles centenarios en muy buen estado estaba a punto de ser demolida para levantar un nuevo paredón.
Eso fue demoledor, cuenta Jessica Polonuer, «porque elegir un barrio, dentro de las circunstancias de cada uno, implica elegir una identidad, un estilo vida, un modo de vivir la cotidianidad. No es lo mismo vivir en Corrientes y Scalabrini Ortiz que en Barracas o en el Bajo Belgrano. Y que de un día para el otro cambien tan brutalmente las condiciones y la morfología de tu barrio implica un cambio en el modo en que uno vive, y la verdad que no está bueno”, reflexiona.
Así fue como el grupo de whatsapp del barrio dedicado a las mascotas sirvió de puente para la organización vecinal, cuando jessica decidió hablar de algo más que de perros y gatos. “Yo estaba en un grupo de vecinos porque una vez perdí un gatito, y empezamos a quejarnos de lo que veíamos que estaba pasando en el barrio, y bueno, ahí se fue consolidando Conciencia Urbana”, rememora.
Hoy en día, Conciencia Urbana es una agrupación vecinal que nuclea a vecinas y vecinos de Villa del Parque y realiza relevamientos sumamente precisos sobre demoliciones y nuevos edificios en construcción, difunde y protege casonas históricas que son parte fundamental del patrimonio barrial, realiza charlas sobre el cuidado y la necesidad de mas espacios verdes, y propone políticas públicas para repensar la ciudad y los barrios. En definitiva, pone en práctica nuestros derechos ciudadanos, y exige ser escuchada.
Por ello, en marzo de este año presentaron un proyecto de ley para frenar la construcción indiscriminada y defender la identidad barrial de Villa del Parque y de zonas de Monte Castro, limitando aspectos del Código urbanístico vigente, aprobado en 2018, que impulsó un avance inmobiliario desmesurado.
NNI: ¿Cuáles son los puntos centrales del proyecto que presentaron?
JP: Bueno, el proyecto hace un estudio bastante detallado de cada zona del barrio y básicamente intenta limitar la capacidad constructiva para que, en los barrios tradicionales de casas bajas, se mantenga la altura de no más de tres o cuatro pisos. Esto según cada sector, porque hay zonas de Villa del Parque que tienen algunos pisos más y eso tiene que ver también con la capacidad de cada cuadra, pero no generalizarlo a todo el barrio.
Otro aspecto muy importante tiene que ver con la mixtura de usos. Este es un concepto que hace referencia a que en los barrios no siempre están permitidas todas las actividades comerciales en cualquier lado. Eso hacía que -antes de la reforma del Código urbanístico en 2018- vos tenías una calle tranquila y se mantenía así. Ahora, con este concepto de la mixtura de usos impulsado en el nuevo Código Urbanístico, que tiene de fondo la idea de tener una ciudad donde todo te quede cerca –y es algo que aparece como atractivo-, en el fondo lo que termina pasando es que en una cuadra donde no se permitía por ejemplo una actividad como un local gastronómico, ahora sí se puede y vos tenés una casita, un PH que compraste o que alquilás en una cuadra tranquila y te pusieron al lado una cervecería que está con música hasta las 3 de la mañana o con gente hablando.
Imagen. Discutir la «mixtura de usos». La reforma del Código Urbanístico de 2018 impulsó la instalación de actividades comerciales en zonas antes residenciales y tranquilas. «Lo que termina pasando es que tenés una casita, un PH que compraste o que alquilás en una cuadra tranquila y te pusieron al lado una cervecería que está con música hasta las 3 de la mañana o con gente hablando».
Por eso planteamos que la mixtura de uso quede reservada a lo que se llaman corredores, que son las avenidas, y no hacia el interior de los barrios.
Entonces: limitación en las alturas, respeto al pulmón de manzana (porque también fueron empujando el pulmón de manzana y dejando más espacio para la construcción), limitación de la mixtura de usos.
Es decir, volver un poco a al espíritu anterior al código de 2018, sabiendo que el Poder Ejecutivo tiene mayoría en la legislatura, pero que se trata de dialogar y negociar. Desde la Secretaría de Planeamiento dijeron que estaban abiertos al diálogo y esperamos que eso continúe así y que se pueda escuchar este descontento generalizado de los vecinos.
El motor fundamental de esta propuesta son los vecinos y vecinas del barrio, quienes hemos contado con el apoyo y colaboración de la diputada Claudia Neira, el Observatorio del Derecho a la Ciudad y de docentes y profesionales de la arquitectura y el urbanismo de la Ciudad de Buenos Aires, que desde hace décadas abrazan un fuerte compromiso con el barrio y la ciudad.
Imagen. Las cuatro zonas donde lesgila el proyecto. ZONA 1: Polígono delimitado por el eje de la Av. Beiró, Av. San Martín, Av. Nazca, Av. Nogoyá y Joaquín. V. González. ZONA 2: Polígono delimitado por el eje de la Av. Jonte, Sanabria, Baigorria, Joaquín.V.González, Nogoyá y Av. Nazca. ZONA 3: Polígono delimitado por el eje de la Av. Nazca, Av. San Martín y Nogoyá. ZONA 4: Polígono delimitado por el eje de la Av. Nazca, Nogoyá, Av. San Martín, Av. Jonte.
Vecinos que se animan a proponer cómo debe ser la Ciudad que habitan
La experiencia de las vecinas y vecinos de Villa del Parque es parte de un movimiento ciudadano que, en definitiva, busca incidir en las políticas urbanas de la Ciudad. Como sucedió con los vecinos de Villa Santa Rita, que hace semanas lograron conseguir la primera plaza del barrio, o los de Nuñez y Bajo Belgrano, que lograron limitar los efectos del Código Urbanístico de 2018, tal como piden en Villa del Parque. La lista es larga y también incluye a vecinos que se fueron agrupando en Palermo, Chacarita, Villa Devoto y Villa Ortuzar.
En Monte Castro, y en otros barrios de la Comuna 10 donde el desarrollo inmobiliario desmesurado amenaza con cambiar negativamente la fisonomía del barrio, las palabras de Jessica y la experiencia de Conciencia Urbana sirven de guía.
“Cuando vi ese paredón frente a mi casa dije ´bueno, qué se va a hacer, es así´, y la verdad que sentí una sensación realmente muy angustiosa y de mucha derrota”, recuerda Jessica. “Ahora no sé qué va a pasar, a lo mejor algo logramos -esperemos que sí-, pero la sensación de haber logrado unirse con vecinos y presentado un proyecto, y entender que lo que uno pueda generar desde los movimientos vecinales tiene efecto, es algo importante”. reflexiona.
Tal vez es cuestión de animarse, ¿no?
Imagen. Colectivo de vecinas y vecinos que logró una se apruebe la construcción de una plaza para Villa Santa Rita