La primera ciclovía con estacionamiento paralelo de la Ciudad no dio los resultados esperados. Los frentistas de la zona denuncian que la medida entorpeció enormemente el tránsito y los ciclistas la consideran innecesaria y reclaman que las ciclovías se construyan en avenidas. Ahora, vecinos y comerciantes de la zona exigen que el gobierno dé marcha atrás con la iniciativa.
A comienzos de agosto, la Secretaría de Transporte anunció la intención de habilitar el estacionamiento paralelo a las ciclovías en ciertas calles de la Ciudad que cumplieran con determinadas características (que sean mano única, que no posean circulación de colectivos, y que cuenten con un ancho mayor a 10,40 metros-) buscando atender el reclamo de los vecinos frentistas que, una vez que la ciclovía pasa por la puerta de su casa, no encuentran lugar para estacionar.
La prueba piloto se construyó sobre la calle César Díaz, en las trece cuadras que van desde Chivilcoy hasta Nazca, y generando unos 60 lugares para estacionar.
Pero, si en los papeles la iniciativa parecía congeniar el interés de frentistas y de ciclistas, el resultado concreto no dejó conforme a nadie, especialmente a los vecinos de la zona: en Cesar Díaz quedó un solo carril para circular y los 1300 metros de bicisenda que se combinan con estacionamiento paralelo se volvieron caóticos para el tránsito vehicular.
Quien se acerque a la zona se encontrará en hora pico con largas filas de autos, camiones y micros que avanzan a paso de hombre o se encuentran detenidos por largo tiempo producto de los embudos que se generaban en ciertas cuadras, como en la que coinciden el club Imperio Juniors, el colegio Quintino Bocayuva, una empresa de puertas blindadas y una empresa de mudanzas.
Ante esta situación, vecinos y comerciantes de la zona se organizaron y comenzaron a reclamar que el gobierno dé marcha atrás con esta medida. Entre sus argumentos se destaca que la medida fue inconsulta, que entorpeció el tránsito y dificultó la entrada y salida de camiones y que encima la ciclovía es innecesaria ya que hay otra sobre Juan A García, a sólo 3 cuadras.
El reclamo fue creciendo en adhesiones y finalmente, según informa el periódico Aquí Villa del Parque, el 9 de octubre un equipo técnico de la Dirección de Tránsito constató los serios congestionamientos que se producen y se comprometió a elevar un informe asentando que la prueba piloto había fallado.
Los ciclistas tampoco defienden la iniciativa
Si bien quienes encabezan los reclamos son los vecinos, los ciclistas tampoco consideran que la propuesta del gobierno sea una solución útil. “¿Qué tipo de atracción tiene para mí como ciclista ir por Cesar Díaz? Si yo tuviese que ir a Liniers probablemente vaya por Gaona y no me ponga en el intrincado laberinto de las ciclovias”, asegura Néstor Sebastián, integrante de la ACU Asociación de Ciclistas Urbanos y licenciado de seguridad vial. “Si vos le preguntas a alguien en av. Corrientes y av. Lacroze, cómo hago para ir al obelisco te va a decir ´seguí derecho por Corrientes´. No te va a decir, ´buscá Loyola y después andá por Guardia Vieja y a la altura del shopping no sabes que vas a hacer y ahí agarras Tucumán”.
En ese sentido, Sebastián criticó el trazado anárquico y discontinuado de las ciclovías y, principalmente, que el gobierno rechace construirlas en avenidas, lugar más cómodo para los ciclistas y menos conflictivo para los frentistas. “El gobierno se negó por dogma a construir en las avenidas. Por alguna razón -relacionada con el transporte público y no con el ciclismo-, hicieron una ciclovía en av. Coronel Diaz y no trajo ningún problema, de hecho es una de las mas usadas. No trajo ningún problema nuevo porque el frentista de avenida se apropia mucho menos de la vereda que el frentista barrial, porque hay muchos más departamentos y está más acostumbrado a compartir. Generalmente es muy difícil estacionar en avenida, y el costo político es mucho menor en una avenida que en una calle barrial”, reflexiona, mostrando las ventajas de construir las ciclovías allí.
El caso de la Ciclovía de Victor Hugo
Durante gran parte de 2017, el gobierno de la Ciudad intentó instalar una ciclovía en la calle Victor Hugo pero tuvieron que frenarla debido a la oposición de los vecinos, quienes denunciaban que era una medida inconsulta, innecesaria y que incumplía con el permiso que habían conseguido los vecinos para estacionar sobre ambas veredas. (Ver El rechazo de los vecinos logró frenar la ciclovía de Victor Hugo)
Por el momento, pese a que la obra está parada, el temor a que el gobierno quiera continuarla en los próximos meses sigue latente.
Si hay una palabra que suelen repetir los políticos, y más en épocas electorales, es Participación. Claro está que, si no es sólo una estrategia de marketing, impulsar la participación requiere, por sobre todo, escuchar, dialogar y poder dar marcha atrás si una iniciativa, por mejores intenciones que tenga, es rechazada por la mayoría de quienes se dice representar. El gobierno de la Ciudad todavía está a tiempo. Habrá que ver si está dispuesto a hacerlo.