La triste noticia de la muerte de Rubén Wejcman que llegó el miércoles 22 de enero al barrio de Monte Castro, tuvo un cierre el lunes 3 de febrero, cuando se confirmó que cuatro días después de su deceso, la familia se presentó el Hospital Durand y sus restos fueron trasladados al Cementerio Israelita de La Tablada.
Escribe: Perla Natalia Castillo
Desde que llegó la noticia al barrio, fueron las y los vecinos quienes comenzaron a organizarse para recaudar fondos para pagar el sepelio de Rubén, pero siempre a la espera de que la familia apareciera para reconocerlo y darle sepultura.
Desde su triste partida, vecinas y vecinos fueron dejando cartas y mensajes de afecto para el histórico y conocido vecino del barrio. Mientras el altar crecía, también crecían las dudas sobre cuál sería su última morada, imaginando que aún seguía en la morgue del hospital.
Circularon ciento de versiones a modo de teléfono descompuesto y no faltaron quienes juntaron dinero en sus billeteras virtuales para la causa, pero nadie terminaba de confirmar si seguía o no en la morgue.
Ver Monte Castro despide a su hombre de hierro
Imagen. Mensajes de afecto del barrio, que se multiplicaron en el impovisado altar que se armó en la puerta de la casa de Rubén
El altar que no duró
El lunes 3 de febrero el barrio de Monte Castro se despertó con la noticia de que había gente trabajando en lo que fue la casa de Rubén, en Álvarez Jonte casi Lope de Vega al lado del Banco Provincia, y que se habían retirado las muestras de amor que los vecinos fueron dejando, en una suerte de altar en el frente de la vivienda.
En medio de la conmoción, Daniel, un vecino que pasaba ahí, le preguntó a un señor que estaba supervisando el trabajo, sí sabía dónde se podía ir a despedirlo y ahí fue informado que el 26 de enero la hermana del difunto se presentó en la morgue y que sus restos ya habían sido trasladados al Cementerio Israelita de La Tablada, uno de los cementerios más grandes de Latinoamérica.
Sin contar con esta información, Gustavo, un comerciante del barrio, se fue hasta el Hospital Durand para preguntar cuál era la situación, ya que las y los vecinos de Monte Castro tenían la necesidad darle su último adiós y estaban dispuestos a hacerse cargo de la contratación de una cochería.
Finalmente, el comerciante, que se tomó el tiempo de ir hasta Caballito para ponerle fin a la agonía del barrio, obtuvo la misma respuesta que horas antes se había obtenido en la puerta de la casa de Rubén y tuvo la tranquilidad de saber que desde el 26 de enero Rubén ya no estaba en la morgue.
La despedida
Quienes quieran acercarse a darle el último adiós, al vecino más querido de Monte Castro, pueden hacerlo en el Cementerio Israelita de La Tablada, ubicado en Av. Crovara 2824 y preguntar en la mesa de entrada por la ubicación de Rubén Adrián Wejcman, para ser orientados. También pueden llamar al tel. 11 6065-9850 y preguntar previamente por el sector en el que se encuentra.
Se puede llevarle flores o como indica la tradición judía, se le puede dejar una piedra sobre su tumba, que es un tributo al difunto y un símbolo de respeto hacia él. Las piedras representan la memoria del fallecido y la eternidad de su alma.
Sin dudas, el recuerdo de su paso por Monte Castro será eterno entre quienes lo conocieron y tienen cientos de historias para contar, siempre con una sonrisa y gratitud por sus ocurrencias.
